buque escuela Juan Sebastián de Elcano

«Visualizo el abrazo con mis padres y más eterna se me hace la espera»

El Juan Sebastián de Elcano llegará a Cádiz a mediodía de este jueves, poniendo punto y final a su 94º crucero de instrucción

A horas de que el bergantín-goleta pliegue sus velas entrevistamos a su comandante, un guardiamarina y varios miembros de la dotación

Foto de archivo de la entrada a Cádiz del Elcano del anterior crucero de instrucción. Antonio Vázquez
Verónica Sánchez

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«Por España, por la Armada y por todo el gran pueblo español merece la pena cualquier tipo de sacrificio», afirma el alférez de navío Carlos Ameyugo Fernández del Campo, uno de los 180 hombres y mujeres que componen la dotación del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, que llega a Cádiz a mediodía de este jueves, para concluir su 94º crucero de instrucción.

Lo hace cinco meses después de haber zarpado del mismo lugar. Las manos que entonces se agitaban con el 'adiós' este jueves lo harán con el 'bienvenido' y las lágrimas de tristeza de sus familiares se tornarán en alegría. Durante este tiempo el Elcano ha navegado 13.000 millas, con 110 días de mar y visitado 10 puertos repartidos en tres continentes: El Pireo (Atenas, Grecia); Civitavecchia (Italia); Barcelona; Cartagena, Praia (Cabo Verde); San Juan (Puerto Rico); La Habana (Cuba); Miami (Estados Unidos); Santander y Saint Malo (Francia).

El 12 de julio arribó en la Escuela Naval Militar de Marín, donde desembarcaron los 73 guardiamarinas pertenecientes a las promociones 424 del Cuerpo General y 154 de Infantería de Marina, que han realizado a bordo su crucero de instrucción, como parte de su formación para ser oficiales de la Armada. De allí el buque se hizo a la mar el día 17 navegando en demanda de Cádiz, que le espera con los brazos abiertos.

De hecho, como viene siendo tradicional, la asociación Cádiz con Elcano anima a todos los gaditanos a dar la bienvenida al buque escuela, que desde las 10 horas estará en la Bahía para atracar en el muelle Reina Victoria a las 12 horas, y a unirse a todas las embarcaciones que lo deseen a la parada naval organizada para recibirle.

A horas de hacer su entrada en la Tacita de Plata hablamos con el comandante, tres miembros de la dotación y un guardiamarina del Juan Sebastián de Elcano para que nos cuenten su experiencia en un viaje en el que han visitado los países que aportaron marinos a la primera circunnavegación, de la que se cumplen 500 años y que tiene nombre propio. El del marino español con el que se bautizó el buque y realizó la gesta que ellos ahora difunden.

Andrea Santana. Marinero ARMADA

Andrea Santana. Marinero

«Será muy emocionante, se me saltarán las lágrimas al ver a tanta gente deseando nuestra llegada, sintiendo el cariño con miles de aplausos. No pararé de mirar a mis compañeros con cara de felicidad y pensaré todo el rato: ¡por fin hemos llegado!», así se imagina la marinero Andrea Santana, de 25 años y natural de Gran Canaria, la entrada del Elcano al muelle de Cádiz. Para ella ha sido su primer crucero de instrucción y durante el mismo ha vivido «una montaña rusa de emociones». Si bien es cierto que al principio le costó adaptarse, después la rutina, el trabajo de electromecánica y los compañeros hicieron que disfrutara de la experiencia.

Su balance es muy positivo. «Los lugares y personas que conoces gracias a este viaje hacen que tengas experiencias que sabes que aunque estés lejos de casa, son anécdotas y recuerdos que podrás guardar para siempre». Por eso ahora vive una «contradicción de sentimientos. Por una parte, me siento con la alegría de saber que voy a llegar a casa, ver a mi familia, a mi perro, a toda la gente que quiero... Y por otro lado, con la tristeza, pues la experiencia llega a su fin».

Para siempre en su retina quedarán los atardeceres en la proa del barco y la escala en Puerto Rico, de cuya cultura, música, comida, paisajes y gente quedó enamorada. «Volveré», afirma.

El sargento Rafael Torres. aRMADA

Rafael Torres. Sargento

«Estoy igual o más nervioso que el día de mi entrega de despachos como Suboficial de la Armada. Las horas se hacen eternas a medida que queda menos para llegar. Visualizo el abrazo con mi madre y mi padre y más eterna se me hace la espera», cuenta el sargento Rafael Torres. Este almeriense de 24 años es uno de los tres suboficiales de electricidad del Elcano, cuya sección se encarga de solventar las incidencias eléctricas a bordo y mantener los equipos en buen estado.

«Estar más de cinco meses alejado de la familia y amigos no es fácil. Eso sumado a que las comunicaciones navegando no son las que uno tiene cuando está en casa, hace que se extrañe más a nuestros seres queridos. Pero al final el Juan Sebastián de Elcano es otra familia», cuenta. Tilda la experiencia de «única». «He conocido culturas diferentes a la nuestra, la gastronomía, la historia de cada uno de los países, la gente de estos países. He visto el atardecer en 11 puertos distintos, así como otros tantos navegando. Es un privilegio, me siento un privilegiado», declara. Del viaje vuelve prendado de Roma y con muchas historias para contar.

El alférez de navío Ameyugo en uno de los mástiles del Elcano. armada

Carlos Ameyugo. Alférez de navío

«Navegar cinco meses en este buque no hace otra cosa más que reafirmar la vocación que me movió a ingresar en la Armada», declara el alférez de navío Carlos Ameyugo, oficial de seguridad interior del Elcano. Este ferrolano de 26 años asegura que, a horas de llegar a Cádiz, tiene «sentimientos encontrados. Alegría de ver a mis familiares por fin pero pena profunda de que esta aventura esté llegando a su fin».

Quedan en su memoria las calles de La Habana, «que a veces pareciera que está uno andando por Cádiz, lo que nos recuerda la gran labor que hicimos allende los mares». Y la visita de Su Majestad el Rey Felipe VI en Santander, cuando les deseó «mucho ánimo y suerte en la navegación».

El guardiamarina Santiago Yrayzoz en la cubierta del buque escuela. Armada

Santiago Yrayzoz. Guardiamarina

Cuando el guardiamarina Yrayzoz pisó Marín el pasado día 12 se despertó «del sueño» que llevaba «viviendo cinco meses» y supo «que todo había terminado». «Lo recordaré porque sé que serán sin lugar a duda los cinco mejores meses de mi vida», asegura. «Soy plenamente feliz».

Para él este viaje ha sido «un periodo de aprendizaje y maduración y sobre todo de convivencia, en donde conoces el verdadero significado del compañerismo». «A nivel personal me llevo la madurez, el poder hacer cosas que nunca pensaba que sería capaz, el conocer gente y poder conocerse uno mismo. Es un proceso individual que te da tiempo a aclarar tus ideas, principios, gustos y valores. A nivel profesional el salto de calidad es inmenso. Conoces el verdadero significado del liderazgo, de la responsabilidad, de lo que te demandará el futuro».

De su crucero de instrucción, este futuro oficial de la Armada, madrileño y de 23 años, se queda con «el aprender a disfrutar el momento. Tener vivencias irrepetibles pero siempre sabiendo la responsabilidad que tu uniforme representa en países extranjeros».

El comandante del Elcano, capitán de navío Manuel García Ruiz, saluda a Su Majestad el Rey Felipe VI. Armada

Manuel García. Capitán de navío. Comandante del Elcano

«Una gran satisfacción, tanto a nivel personal como profesional. Personalmente, porque me ha supuesto rejuvenecer y volver a la época de guardiamarina, aunque con funciones bien diferentes. Y a nivel profesional, la alegría de saber que hemos podido participar de la formación de nuestros futuros oficiales y de llevar el nombre de España, de la Armada y de Elcano por todo el mundo», es lo que ha supuesto para el comandante del Elcano, Manuel García, este viaje.

Un crucero de instrucción que ha sido el último de los tres realizados para conmemorar el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo y cuyo objetivo era difundir la gesta de Elcano. «Creo que hemos contribuido a difundir esa gran hazaña», declara. «Cualquier actividad que realicemos será siempre insuficiente para poner a la altura que se merece en la Historia a Juan Sebastián de Elcano, pero nos sentimos satisfechos de haber podido aportar nuestro esfuerzo mediante conferencias, descubrimiento de placas, actos de homenaje o, simplemente, llevando su nombre a través del mundo».

En este viaje el buque escuela ha podido recuperar las visitas a bordo tras el parón debido a la pandemia, lo que ha supuesto «volver a la esencia del buque. Es decir, abrirlo a la población local para que pueda conocernos y disfrutar de pasear por su cubierta o empaparse de su historia. Permitir a los españoles que residen en el extranjero volver a pisar suelo español o emocionarse en las juras de bandera y, para la dotación, en la que siempre incluyo a los guardiamarinas, disfrutar de otras culturas tras largos períodos en la mar o complementar su formación mediante el contacto con otros países y autoridades».

Al comandante le ha sorprendido «el enorme impacto mediático del buque». Destacaría «por curiosa, la breve escala en Cartagena, en la que se iba a nombrar a un muelle como ‘Juan Sebastián de Elcano’. Previamente, se celebró a bordo una comida de autoridades, a la que asistió, entre otras, la alcaldesa de la ciudad. Al pasar por el Fumador, donde se exponen llaves entregadas por diferentes ciudades, le comenté en tono de broma que, siendo el comandante actual cartagenero, no teníamos la de ciudad. En el transcurso de la comida realizó las gestiones con tal rapidez que, durante el acto, delante del público congregado, nos concedió la llave, que ahora lucimos, con orgullo, junto a las otras».

Navegando en demanda de Cádiz, le pedimos unas palabras para su dotación antes de llegar a casa. «Darles la enhorabuena por el excelente trabajo que han realizado», declara. «A la dotación porque que se ha volcado en sus cometidos diarios, tanto en la mar como en puerto, y ha mostrado siempre una gran predisposición a contribuir a la formación de los guardiamarinas, con los que han sabido relacionarse y ayudarles. Y a los alumnos, por el interés que han puesto desde su primer día a bordo para mejorar, aprender y suplir la falta de prácticas en la mar que arrastraban como consecuencia de las limitaciones impuestas en los dos años anteriores por la pandemia. Además, se han integrado con la dotación y han sido parte de ella. Para todos ellos, tengo que expresar mi agradecimiento por su trabajo y esfuerzo. Los buenos resultados del crucero se deben exclusivamente a su compromiso y generosidad. Tengo que darles un rotundo BZ, que, en términos militares, significa ¡bien hecho!».

Tras llegar al muelle de Cádiz, el Elcano regresará a su base en La Carraca (San Fernando). Allí, nada más llegar se someterá a reparaciones. «A las ya habituales que corresponden todos los años, se añaden las relacionadas con un plan de extensión de vida para llegar al centenario en plenitud de condiciones», explica el comandante (el buque escuela tiene 95 años). «Se trata, fundamentalmente, de obras encaminadas a mejorar la seguridad estructural del buque y su habitabilidad».

Pero el veterano ‘embajador y navegante’, como también se conoce al buque escuela, no para. Avanza su comandante que «ya hemos comenzado a preparar el próximo crucero, que se encuentra en una fase muy avanzada de planeamiento y que recuperará su tradicional duración de seis meses, desde enero hasta julio».

Con dos medias botas de Tío Pepe 'Estrella de los Mares'

El Juan Sebastián de Elcano atracará en Cádiz con dos medias botas de Tío Pepe 'Estrella de los Mares' a bordo, unos vinos «de ida y vuelta» que la empresa vitivinícola González Byass embarcó el pasado febrero. Estas dos medias botas han viajado a bordo del Elcano durante su 94 crucero de instrucción y este jueves a las 18 horas ser realizará el acto de recepción y cata del vino a bordo del buque en el muelle de Cádiz.

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