Víctimas de ETA y del GAL se sientan en la misma mesa con un terrorista arrepentido

Telecinco emite este martes en abierto el primer capítulo de «Patria» y después este documental, en horario de madrugada

Mediaset
Federico Marín Bellón

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Justo después de la emisión en abierto del primer capítulo de la serie de HBO, a las 23.00, Telecinco ofrece este martes «La noche de Patria» (0.15), un documental muy trabajado y probablemente polémico que reúne en la misma mesa de un caserío donostiarra a dos víctimas de ETA con otra del GAL y un terrorista arrepentido. «Patria» es una producción de Alea Media, del grupo Mediterráneo Mediaset España, por lo que todo queda en casa.

El diálogo a cuatro es pacífico, pero algunas miradas taladran, sobre todo cuando el exetarra Jon Aldalur , miembro de ETA político-militar desde 1975 a 1977, cuenta detalles de los crímenes por los que fue condenado. Josu Elespe , hijo de Froilán Elespe , teniente de alcalde del PSOE asesinado de un tiro en la nuca en 2001, es quién mayor asombro muestra, también por la baja condena que el primero acabó cumpliendo: 14 meses.

El terrorista tenía 18 años cuando secuestró y mató al empresario Ángel Berazadi . Formaba parte de un comando en el que no faltaban menores de edad. «Estaba muy obcecado», afirma. «Crees que estás a punto de conseguir un bien superior. No fuimos capaces de sentir compasión». «Creí que era una valentía matar a un hombre por unos ideales, pero me di cuenta de que lo único que hice fue matar a un hombre», declara en otro momento. La Ley de Amnistía le permitió salir en libertad muy pronto, regresar a su pueblo y rehacer su vida.

Aislamiento y cobardía

Es justo eso lo que las víctimas y sus familiares no pudieron, antes y después del suceso que cambió sus vidas. Naiara Zamarreño , hija del concejal del PP Manuel Zamarreño , muerto en atentado en 1998 a su paso junto a una moto bomba, cuenta con tristeza que los amigos «desaparecieron en el momento en que comenzaron las amenazas y las pintadas en el portal».

Lo que naran la novela de Fernando Aramburu y la serie de Aitor Gabilondo no es ninguna exageración: «Todos los que habían estado en la boda de mis padres desaparecieron», añade, además de recordar que en el instituto le coreaban goras a ETA. Pese al miedo y el rechazo, ella sí conservó alguna amistad fiel y por eso fue la única de la familia que pudo quedarse en Rentería.

La cuarta participante en el documental producido por Mandarina se sostiene con la presencia de Maider García , hija de Juan Carlos García Goena , muerto a manos de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). «Yo tenía cinco años cuando asesinaron a mi padre», explica. «Mi padre no tenía nada que ver con ETA, él era objetor de conciencia, rechazaba las armas». Recuerda sobre el dolor de su madre, reclamando todos tenemos «derecho a una justicia y a un reconocimiento».

Hace muchos años de los atentados, pero los recuerdos de todos son imborrables. Zamarreño relata cómo supo que su padre había sido asesinado, cuando ella era aún adolescente: « Oí la explosión desde mi casa. Bajé convencida de que era mi padre, pero me impidieron el paso y decidí volver. Quince minutos más tarde, leí en el teletexto: ‘Manuel Zamarreño, muerto en atentado’».

Josu Elespe, hijo del primer concejal socialista asesinado por ETA, reconoce que se convirtió «en un amargado absoluto». «Tras el asesinato de mi padre tuve una vida marcada por el odio , el rencor y la tristeza. Después, los años te van moderando y te obligas a ti mismo a ser feliz», relata.

Otros testimonios

No tienen menos fuerza los recuerdos de otras personas que participan en el documental, como Jorge Mota , cuyo hermano fue asesinado de un tiro en la nuca cuando «se disponía a acomodar a su hijo de 6 meses en el asiento del coche, por el mero hecho de ser funcionario de prisiones». Él mismo vivió el miedo a diario, después del atentado. «Cada vez que daba el contacto al coche, cerraba los ojos», recuerda con pavor.

También participan Maixabel Lasa , mujer de Juan Mari Jáuregui , exdelegado del Gobierno en el País Vasco asesinado de un tiro en la cabeza en Tolosa, y el periodista Gorka Landaburu , que perdió la vista de un ojo y varios dedos por un paquete bomba recibido en su domicilio, «ETA era como una secta. Te dicen que hay que salvar la patria, con 16 años te ponen una pancarta, con 18 un cóctel molotov y con 20 una pistola».

«Hay una generación de jóvenes en Euskadi que con 17 o 18 años entraron en ETA y que han destrozado la vida de muchas familias, y la suya también”, explica por su parte Sara Buesa , hija del dirigente socialista Fernando Buesa, asesinado en el año 2000.

El exterrorista escucha a sus compañeros de mesa y también se asombra. «Lo milagroso es que nadie se haya tomado la justicia por su mano (…), y eso nos ha salvado a todos », asegura. También se muestra convencido de que «el perdón a las víctimas de unos y otros hay que pedirlo ya; no vale que lo haga la siguiente generación».

Homenajes inexplicables

Por el lado de las víctimas, Josu Elespe opina que el conflicto se ha silenciado demasiado rápido, desde que ETA comunicó el cese de su actividad armada: «Unos mataron, otros murieron y otros miraron para otro lado. Hemos pasado esta página demasiado rápido porque hay una parte de la sociedad que no estuvo a la altura y ha decidido no mirarse demasiado al espejo».

Sara Buesa hace otra reflexión, a propósito de la salida de los presos de ETA: « ¿ Por qué tienen que seguir permitiéndose los homenajes a los etarras que salen de la cárcel? En cierto modo sigue existiendo esa épica de las personas que lucharon por su pueblo, y eso tiene que desaparecer», señala contundente. «Nadie haría un Ongi Etorri a un violador en la plaza del pueblo. No entiendo cómo con el terrorismo se permite» sentencia.

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