Sofía Álvarez: «Pagar mucho a Hacienda por ganar 'Pasapalabra' es un antiproblema»

Después de llevarse un premio total de más de medio millón de euros, la psiquiatra bilbaína confiesa que su mayor temor era «ser una mala perdedora»

Quién es José Antonio Valdés, el nuevo concursante de 'Pasapalabra'

Sofía Álvarez, con Roberto Leal, nada más ganar el bote de 'Pasapalabra' Antena 3
Federico Marín Bellón

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Fue un final digno de Hitchcock . La última letra que resolvió Sofía Álvarez el lunes por la noche en Antena 3 fue la H de (Bernard) Herrmann , célebre compositor de bandas sonoras como 'Psicosis' y 'Vértigo', aunque también de 'Ciudadano Kane, 'Farenheit 451' y 'El cabo del terror'. La última ganadora del bote de ' Pasapalabra' ha hablado con ABC. Nació en 1966 y es psiquiatra. Trabaja en el Hospital Universitario de Basurto, en Bilbao. La sucesora de Pablo Díaz entró al día siguiente de ganar este su superbote . A ella solo le ha costado 62 programas cerrar el círculo, un logro por el que se lleva 466.000 euros, más otros 40.800 que llevaba acumulados .

¿La profesión le prepara de algún modo para recibir el impacto emocional de ganar el bote?

No. La profesión no te prepara para las cosas de la vida en casi nada, pero todos tenemos parte de aprendizaje, no solo los psiquiatras. Aprendemos de las experiencias de otros. Y para las cosas buenas, todos estamos preparados.

¿Cuántas horas le ha dedicado al estudio? Su hijo decía que se lo había 'currado' todas las noches.

Es difícil. Tengo tres trabajos. Voy al hospital de 8 a 3, más unas dos guardias al mes. Luego tengo una consulta privada tres tardes a la semana y otra cosa. Lo normal es que, de lunes a viernes, llegue a casa a las nueve y media o diez de la noche. Pero te haces a todo y ahora lo tenemos todo en el móvil. Puedes estudiar en todas partes, en el coche, en el autobús, en el metro, los fines de semana... Con el Covid, no tenía mucho más que hacer, con todas las tardes libres. En ese sentido era una gozada. Y me gusta estudiar, aunque no sé si esa es la palabra, porque mucho es curiosear y mirar cosas. Se hacen muchas horas, pero la ilusión hace que pasen volando.

Regale algún consejo a los futuros concursantes.

Sinceramente, no me atrevo a dar consejos de casi nada. Cuando más mayor soy, menos. Somos todos muy distintos, cada uno con sus circunstancias, pero diría que si tienen la ilusión de competir, adelante. Pero para ganar no se me ocurre ninguna manera fácil.

Es bonito que el mejor premio no lo entregue un concurso de azar o en el que haya que hacer tonterías.

En algún momento, como psiquiatra, me daba un poco de miedo exponerme tanto. En la consulta tratas de ser reservado respecto a todo, no pones fotos de tus hijos y no das opiniones para que los pacientes se sientan cómodos. Me daba mal rollete lo de quedarme tan expuesta, pero me animó ver que habían ido guardias civiles, catedráticos de derecho, periodistas, ingenieros nucleares... No es un programa que dé vergüenza, aunque no hay que avergonzarse de ninguno, pero este era algo especial. Da miedo, pero también un poco de gusto, morbillo, desafío. Es una mezcla rara.

«He hecho roscos tranquila, nerviosa, de todo, algunos hasta con sueño y en otros me temblaban las piernas»

Sofía Álvarez

Cuando se concentraba sin mirar a Roberto Leal, ¿en qué pensaba? ¿Recurría a algún truco, alguna enseñanza de su profesión, quizá?

La mayor ventaja es que son muchos años en los que a veces estás nerviosa y el paciente también lo está, además de la familia, con los celadores mirando, y no se te tiene que notar. Tenemos la obligación de mantener la ansiedad y la preocupación sin contagiarla al paciente, que bastante tiene con lo suyo. Pones cara de póquer. Pero no estaba nada tranquila y mi hijo, que me conoce más, me decía: estabas hecha un flan. Es verdad. Trataba de mirar un punto fijo muy bajo, pero me dijeron: vamos a ver si encontramos otro punto y haces lo mismo, sin mirar al suelo. Entendía que en la tele no podía ser y encontré uno en la mesa. Y tengo que decir una tontería absoluta, pero me gustaba más estar en la tribuna azul porque estaba más cerca del punto fijo y me sentía más cómoda. Al final, he hecho roscos tranquila, nerviosa, algunos hasta con sueño y en otros me temblaban las piernas. Iba a beber siete veces, a hacer pis siete veces e incluso a hacer flexiones. Ha habido de todo, de todo, y si parecía tranquila era por el trabajo.

El rosco lo logró en el último programa de una tanda de 15 grabados en el mismo día. ¿Eso sirve para calentar o cada vez estaba más agotada?

Sinceramente, estaba agotaba cuando empecé el rosco definitivo, pero eso tuvo una ventaja. Recuerdo que Eva González me dijo: vas a ganar hoy. Bastante tengo con no hacerlo muy mal, pensé. Pero todo en la vida tiene varias caras y al estar cansada no era tan consciente de la oportunidad. Iba respondiendo palabras sin enterarme mucho y creo que me ayudó. Si llego a darme cuenta de que estaba en 24 y con opciones, habría patinado.

«Puede parecer que las preguntas son ahora más fáciles, pero no diría que hay una diferencia tremenda. Esas polémicas son un clásico»

Sofía Álvarez

Hay gente que lo ve desde sus casas y dice que el nivel de las preguntas ha bajado. ¿Cree que es más fácil resolver el rosco que hace unos años?

Depende de cuántos años. Las cosas han cambiado. Sigo el programa desde hace mucho y siempre dicen que se lo ponen más fácil a alguno. Podría aceptar que antes la mayoría de roscos tenían tres 'cerrojos' y yo he visto muchos recientes de Pablo y Javier que tenían cuatro. También es porque teníamos un nivel muy alto y otra forma de jugar. Y tanto Marco Antonio como yo, tiramos mucho de la primera vuelta y muchas de los 'cerrojos' los sabíamos. Como siempre andaba justa de tiempo, tendía a contestar, por mi carácter impulsivo, no sé guardarme. Pueden parecer más fáciles, pero no diría que hay una diferencia tremenda. Esas polémicas son un clásico. Tampoco se podía pensar que Pablo es concursante estándar. Mantener el nivel alto es parte del encanto. Lo hacen profesionales que llevan mil años y ajustan al detalle. Está todo muy medido.

Marco Antonio ha sido un rival muy duro. Quizá fue justo que usted ganara, porque sabía su última palabra y él no.

En esta vida, ¿que es justo o injusto? Me gustó saberme la suya, pero es una tontería. Estábamos muy a la par. Ha sido una de las razones de la emoción de la audiencia. Nunca se sabía qué iba a pasar. Como ganadora, me gusta pensar que lo merezco, pero si soy objetiva, la suerte también juega. Los dos éramos muy conscientes de lo difícil que es sacar un bote y lo fácil que te patine una letra. Él sabe que lo ha hecho muy bien y que tendrá una oportunidad. A mí me sorprendió ganar en 62 programas. Es muy difícil llevarse el bote antes de cien. Pablo no triunfó en su primera participación. Yo iba preparada y pensaba que quizá la primera no era la mía. Iba a hacer un buen papel. Salvé unos cuantos roscos a punto de quemarme.

¿Se plantea ir a otros concursos?

Uf, no. Estoy como de viernes por la tarde y todo es posible. Es mi momento favorito, cuando no sé qué voy a hacer. Ahora estoy disfrutando. Mi experiencia ha sido tan bonita..., pero cada concurso tiene su mecánica y una preparación distinta. Para mí no es mucho esfuerzo, pero ya veremos. Hay algún programa que no me disgusta. Pudiera ser y pudiera no ser.

¿Qué sorprende más por dentro de 'Pasapalabra'?

No sé qué decir. Todo. Una desagradable sorpresa es que los juegos hay que prepararlos con tanta dedicación como el bote. Roberto me gustaba ya mucho en la tele, pero desde dentro mucho más. Es natural y cercano. Me sorprendió la cantidad de gente que hay detrás de un programa. Inicialmente estaba abrumada, para aprender a controlar los nervios. Miraba para arriba y no veía nada. Descubrí que veía mal. ¡Tenía unos mosqueos y tan poca paciencia con todo! Esperaba que me vinieran a rescatar mi padre o el capitán Nemo. Otra sorpresa fue volver a competir. Siempre me ha gustado. El MIR, la oposición... Soy un poco friki. Eran oportunidades para medirte y salir reafirmada, y en el día a día no había tantas opciones de jugar. Yo me pico hasta en el parchís. Tenía miedo de ser mala perdedora. No hago trampas, pero en general lo soy. Por dentro me arde. Soy como los niños, pero me ganaron muy pronto y me sorprendió que lo llevaba muy bien. Como va tan rápido, ya estás en la siguiente fase, sin tiempo para darle vueltas. Es muy educativo e instructivo, porque tomas muchas decisiones, muy rápidas, y tienes que asumirlas. Me pareció fascinante. Fue como volver a la juventud.

¿Ya la han admitido en el grupo de Whatsapp de los ganadores?

Ay, pues no aún no me han hecho una invitación, pero alguno me ha mandado mensajes muy cariñosos. Veremos si me invitan o tengo que hacer toc toc.

¿Ya tiene asesor fiscal? ¿Hay margen para aliviar el mordisco?

Creo que mucho margen no hay pero no lo voy a buscar. Está asumido desde el día uno. Pues vaya problema. Pagar mucho a Hacienda por ganar 'Pasapalabra' es un antiproblema. También necesitan su dinero para pagar la sanidad, la justicia… Todo cuesta dinero. Estoy encantada.

«Estoy encantada con la fama porque sé que va a terminar. Si lo de hoy me esperara mucho tiempo, te juro que me marcho del país»

Sofía Álvarez

¿Con la fama también está encantada?

Sinceramente, también, pero porque sé que va a empezar y va a terminar. Ser famoso de continuo tendrá momentos muy duros. Algunos invitados contaban que estás dando de mamar a tu bebé y te piden fotos y que te quites la mascarilla. Yo no tengo ninguna queja, porque la gente me felicita en general y me desea suerte o pide una foto. Han sido atentos y sé que lo estoy disfrutando y se va a acabar. Si lo de hoy me esperara mucho tiempo, te juro que me marcho del país. Mi hijo me dice que salir conmigo es superdivertido. A mí me gusta porque sé que va a acabar.

¿Cómo es posible mantener el secreto desde que grabó el último programa?

He hecho un esfuerzo muy grande, incluso de mentir a gente que aprecio mucho. Me ha costado. Se me hacían los días larguísimos y no han sido tantos. Además, normalmente, cuando tienes una buena noticia la quieres compartir y yo soy especialmente expansiva. Menos mal que mis hijos y mi círculo más cercano ya lo sabían. Ocultárselo a mis hijos me habría costado la vida. En el curro me ha costado mucho. Llevo 25 años y mentía como una bellaca. Me veían con la maleta y yo me iba a la playa en Cantabria. Ya no sabía ni cuánto había dicho que faltaría. Ha sido largo, pero entiendo que debe ser así. No les puedes estropear la emoción. Eso me ayudaba a estar calladita.

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