Santi Millán, sin filtros en 'Planeta Calleja': «Con Romeva comparto muchas cosas, pero no las ideas políticas»

El presentador de 'Got Talent' viaja a Etiopía junto a Jesús Calleja

María Robert

Santi Millán es una persona intrépida. Y no, no solo en el terreno profesional. El actor, presentador y humorista se ha embarcado, siete años después de escalar el Monte Cervino en  Desafío Extremo’ en plena crisis de los 40, en una nueva gran aventura al lado de Jesús Calleja . Entre ellos existe una muy buena sintonía. «Hay mucha gente que a la hora de viajar planifica, tiene una agenda super apretada… A mí me gusta viajar ‘let it flow’», admite el invitado.

Tras explorar los lugares más recónditos de Uganda junto a Pablo Alborán (y anotar el mejor estreno de las últimas cuatro ediciones en cuota de pantalla, con más de 1,1M de seguidores y un 8,9% de ‘share’), el trotamundos y maestro de ceremonias de ‘ Planeta Calleja ’ se lleva de viaje al presentador de ‘Got Talent España’ al continente africano, esta vez, en busca de las etnias más remotas del sur de Etiopía.

Una de las tribus más representativas y más exóticas del mundo es la de los Mursi, reconocibles por el plato labial que lucen sus mujeres. Emplazada en el impresionante Parque Nacional de Mago, la hospitalidad de sus habitantes semi nómadas recibe a los forasteros, cuyas andanzas descubriendo el segundo país más poblado de África dejan pasmados a cualquier televidente que tenga un mínimo de espíritu aventurero».

Antes de llegar, eso sí, pinchazo con el coche. «Cosas típicas de África. Hace 10 años que quiero ver a esta etnia y no hemos podido hasta ahora por lo inaccesible del lugar», confiesa un impaciente Calleja.

Pero sobre todo, como cada expedición de ‘Planeta Calleja’ , el viaje invita a descubrir el lado más íntimo del invitado. En medio de una travesía entre culturas, tradiciones y paisajes alucinantes, Santi Millán destapa frente a su acompañante facetas desconocidas de su vida y su personalidad.

El Santi Millán más familiar

Como que se encuentra en un punto evolutivo muy divertido: «el momento abandono del nido» de sus dos hijos. «Cuando estás solo dispones de todo tu espacio; cuando te pones en pareja, hay un espacio en común y otro que conservas para tus cosas; pero al llegar los hijos, todo eso se va a la mierda, porque ocupan prácticamente todo el espacio. Entonces, tienes que ir buscando esos espacios comunes que se pierden», reflexiona el actor. Y continúa. «Desde que nacen, has estado al servicio de los hijos, pero llega un momento que dicen ‘ya está, me voy’. Además, creo que tiene que ser así, porque la función de un padre debe ser hacer independientes a sus hijos cuanto antes, igual que ocurre en la naturaleza».

A su modo de ver, el problema es que hay mucha gente que idealiza la maternidad y la paternidad. «Queremos que nos vendan motos, nos gustan que nos vendan motos, que va a salir todo perfecto». Como la manera en la que Calleja le ha vendido el viaje a Etiopía. «Pues mira, me he dejado el neceser en el hotel de Adis Abeba, no hemos dormido, se me ha caído la barra de la cortina en la cabeza, esta mañana no había agua caliente, se me ha quemado la zapatilla… No es perfecto, pero lo bueno es que tiene que ser así», le reprocha sarcástico el actor.

Puestos a sincerarse, desvela también cómo es su relación con su mujer, con la que tiene «buen rollo a ratos», aunque con una relación muy buena, describiéndola como «de amistad y de familia». «Llevamos 20 años, hemos pasado crisis graves, pero esa creo en esa frase tan bonita de que la crisis es una oportunidad. Empatizando, poniéndote en el lugar del otro; tienes que hacer el ejercicio de pensar que a lo mejor el que estás equivocado eres tú».

Tras interesarse por la cultura y las tradiciones de la gente del lugar, la charla se remonta a la infancia. «Siempre he sido payasete. A partir de los 10 años ya sabía que quería ser actor. No he tenido nada claro en mi vida, pero participar en un grupo de teatro en la escuela fue algo que me gustó. Y sobre todo, soy un tipo bastante perro; perro, de gandul. Como me dijeron que se me daba bien, pensé que mejor dedicarse a algo en lo que eres bueno, así que tiré para allí», rememora.

Al presentador de ‘Planeta Calleja’ le han soplado, además, que su acompañante trabajó en un matadero. «Sí, durante un año y pico. Era a lo que tenía acceso en ese momento. Tenía 18 años, quería estudiar arte dramático, pero me lo tenía que pagar por privado, y para poder compatibilizarlo solo podía trabajar de noche». Sin embargo, su familia le facilitó el camino. «Jamás hubo drama. Me apoyaron desde el principio. Lo vivieron con mucha ilusión».

Después del momento confidencias, la expedición se traslada al valle del Konso, un lugar cuyas mujeres están consideradas como las más fuertes del continente africano: pueden cargar hasta 100 kilos a sus espaldas. Otra de las peculiaridades de los poblado es que cuentan con un sistema de cultivo e terrazas muy sofisticado y único en Etiopía que los hace autosuficientes. Entre curiosos y expectantes, los habitantes del lugar les dan la bienvenida, aunque los niños al verlos salen corriendo. Calleja deduce que porque no están acostumbrados a ver a personas blancas. «Pues si ese niño no está acostumbrado a ver a blancos, y el primero que ve eres tú, va a coger un trauma», lo vacila Santi Millán, reflexionando sobre el hecho de que «muchas veces con los ojos occidentales cuesta procesar todo esto».

Del teatro a la tele

En estas, acaban hablando sobre las primeras oportunidades laborales en la pequeña pantalla. Después de iniciarse en el teatro, lo llama Andreu Buenafuente para participar en el ‘late night’ de TV3 ‘La cosa nostra’. Para que lo colocaran en la tele, vendieron que eran amigos de la mili. Gracias al programa de Buenafuente, lo conocen en ‘Periodistas’ . «Pero fue entrar yo y chaparon la serie, hice seis capítulos».

Más adelante, despegó con otra serie mítica. «' 7 vidas’ me dejó muy buen sabor de boca. Me lo pasaba muy bien». Ahora a Santi Millán se le puede ver en ‘El Pueblo’ . «Salvando las diferencias, donde grabamos la serie tiene mucho de esto. Es un pueblo abandonado de la España profunda, y estamos única y exclusivamente nosotros. Dormimos en las casa donde se rueda».

Aprovechando una escapada realizando ‘trekking’ hasta el fondo del cráter de El Sod, un impresionante enclave por cuyo lago salado interior la etnia Borana bucea para extraer sal para sus camellos, Calleja indaga sobre las aficiones deportivas de su compañero de aventura, quien se define como un «loco de la bici». De hecho, ha participado en algunas de las carreras más extremas del planeta. Aún así, Millán no cree en planificar la vida, ni siquiera en los momentos de ocio. «La mejor fórmula para no fracasar es no tener un plan, porque hay muy muchas probabilidades de que falle y viene la decepción».

Una filosofía que les viene como anillo al dedo al tener que cambiar la ruta a causa de las lluvias. Hipopótamos en libertad, simios, marabúes y una colonia de más de 10.000 flamencos rosas que habitan en el lago Abijatta sorprenden a Santi y a Jesús en el último tramo del viaje.

Es ahí donde el invitado se moja sobre cuestiones polémicas. Como su amistad con Raül Romeva , el exconseller cantalán de ERC encarcelado tras el referédum del 1 de octubre, a quien visitó en la cárcel . «Lo colgué en redes sociales porque la situación en ese momento era mucho más tensa. Con ello quería reflejar lo importante que es dialogar. No hace falta estar de acuerdo. Con Raúl comparto muchas cosas, pero las ideas políticas, no. No soy independentista».

Ver a alguien cercano en prisión, reconoce, es «impactante». «Lo que más me impresionó fue la fortaleza mental y el convencimiento de que le merece la pena, porque él cree que lo que hace es lo correcto». En el caso del procés, el actor considera que hubo muchas cosas que se hicieron mal. «Y cuando se ha dicho lo que se ha dicho tanto por el otro, convencer a la gente ahora de que se debe hablar, cuesta».

Siguiendo con el tema de las libertades, valora la condena de más de tres años y medio de prisión al rapero Valtonyc. «Conozco las letras de sus canciones y sus ‘tuits’. Ha dicho cosas muy gordas que no comparto en absoluto. Pero es un artista, es un provocador. Y la misión del artista es incomodar al acomodado y dar confort a los que no lo están. Entiendo que la literalidad de la frase es muy dura, pero de ahí a meterlo en prisión, a mi parecer, es excesivo».

Caminando y explorando, desembocan en un precioso lago. Sentados a descansar, se les viene a la mente el confinamiento. «Éramos la generación del bienestar. Durante el confinamiento me costaba ser consciente de lo que pasaba realmente. Y pensaba que se había parado el mundo. Tuve miedo a lo desconocido».

En este punto, comparte con Calleja su vivencia más dura. «He sufrido el bicho en primera persona, mi padre murió de covid-19 durante la primera ola, en ese momento en el que no sabes absolutamente nada de lo que está pasando. Además fui el único que pude quedarme con él en el hospital, porque era dependiente».

Es una experiencia que le hizo plantearse lo equivocados que estamos respecto a la muerte. «En nuestra sociedad, vivimos de espaldas a la muerte, intentando que no esté presente. Vivimos y creemos que somos eternos; eso es un error. La gente cree que vivir siendo conscientes de la muerte te hace vivir peor la vida, y yo creo que es al contrario: ser consciente de que te vas a morir ayuda a aprovechar cada minuto de la vida».

De la misma manera, para el actor es básico el humor como herramienta para tirar hacia adelante. «Las cosas son como son, pero después estás como te las tomes tú».

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