El Palmar de Troya

El Palmar de Troya: una secta grotesca, esperpéntica, absurda y muy española

Una vez visto el cuarto y último episodio, no tengo dudas de que el de Movistar+ es el mejor trabajo documental que hemos visto este año, lo mejor que ha pasado por #0

Cartel del cuarto episodio de «El Palmar de Troya», protagonizado por Ginés, uno de los papas de la secta Movistar+
Rosa Belmonte

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El Palmar de Troya

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El Palmar de Troya

Había escrito de «El Palmar de Troya» tras el primer episodio . Una vez visto el cuarto y último, no tengo dudas de que el de Movistar+ es el mejor trabajo documental que hemos visto este año (lo mejor que ha pasado por #0). Y el cuarto capítulo, una maravilla. Aunque no sea un descubrimiento. Aunque hubiera películas parodia. Aunque Carlos Cano tuviera canción. Aunque conociéramos la historia, incluso lo más disparatado y más televisable, en reportajes sensacionalistas de «Interviú» y otras publicaciones. Cosas como intentar castrarse para ser casto ( «Por qué me corté los huevos» , decía el titular).

Filmin ha estrenado la versión con el final bueno de «El cochecito» . En la primera escena, que podría haber sido un plano secuencia si Marco Ferreri hubiera querido hacerse el interesante, vemos tras el primer corte un desfile de hombres con retretes en la cabeza y las tapas del brazo. Algo tan absurdo, grotesco y esperpéntico como la Iglesia Palmariana, esa historia de codicia, manipulación e histeria colectiva (ríete del coronavirus). Las cogorzas que Clemente hacía pasar por éxtasis. O que tenía las manos muy largas. Hombres y mujeres, daba igual . «Mamá, no está en éxtasis, está borracho». Esa misma Nieves Triviño contando su noche de amor con Gregorio XVIII (y él contándola a la vez). Gregorio XVII había tenido un ictus en plena misa tras ponerse «de jamón hasta los ojos».

Ginés (el XVIII) había dicho a Nieves que reservara un hotel en Granada y ella: «No va a venir, si es el Papa». Antes le había parecido guapo. ¡Guapo! Cuando dimitió de su cargo de Papa por amor, el caradura de Ginés declaró que todo había sido un montaje, sobre todo económico («aprovechándonos del milagro de la Virgen»). Como un mago desvelando los trucos. Como si en este caso se necesitara desvelar nada. Pero es que ves gente aparente normal como fieles. Gente de todo el mundo. Gente como John. Lo difícil ha sido contar «El Palmar de Troya» de forma seria, con teólogos dreyerianos o psicólogos clínicos cuando tienes a Clemente, Ginés, a Nieves o cogorzas haciéndose pasar por éxtasis.

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