OT 2020

«Operación Triunfo» hace historia: presentador desde casa y sin expulsión

La emoción la pusieron los pequeños detalles, como las conversaciones entre los concursantes, que llevan desde enero en la academia, y sus familiares encerrados en sus casas

Noemí Galera, Roberto Leal, Gèrard y Hugo, durante la gala de ayer RTVE

Rubén Ventureira

«Operación Triunfo» mudó ayer sus emociones. Suelen producirlas algunas actuaciones, el beso de alguna madre presente en el plató, la inevitable expulsión y su consiguiente lagrimeo generalizado, las nominaciones tras el severo juicio del jurado... Nada de todo esto, salvo lo primero, hubo en la gala nueve del programa de RTVE. Durante dos horas y pico, «OT» consiguió emocionar a través de detalles tan cotidianos como un presentador acariciando a su perro en el sofá de su casa ; con conversaciones entre padres e hijos, entre hermanos y entre amigos que son como hermanos; o con actuaciones de artistas consagrados desde el salón de su casa. Familiaridad. Ésa es la palabra que define la gala con la que la dirección del programa quiso amenizar el confinamiento de todo un país. Y lo consiguió.

Además de la más familiar, fue también la gala más especial de la historia de «Operación Triunfo» . Y la más difícil desde el punto de vista técnico. Fue «Operación Triunfo Sin»: sin presentador en el estudio, sin público, sin el espectacular plató, sin bailarines, sin invitados presenciales, sin expulsado, sin nominados, y con un jurado diezmado, formado únicamente por Nina –la única de los cuatro «jueces» tradicionales– y Miqui Puig . En resumen: sin todo el envoltorio lujoso de «OT». Una gala cruda, desnuda, como corresponde a estos días de coronavirus .

Roberto Leal, en el salón de su casa, durante el programa RTVE

Los fallos de sonido e imagen fueron constantes en un programa de ejecución técnica complicada, puesto que entraron desde sus casas tanto familiares o amigos de todos los concursantes como los tres artistas invitados. Noemí Galera no escuchaba por momentos a Roberto Leal; el plano fijo de la hermana de Gèrard se congelaba como el reino de «Frozen» ; los familiares de Hugo no le escuchaban cuando éste gritaba, una y otra vez, «¿qué cómo estás tú?»; apabullaba el volumen desorbitado de la tele de los padres de Maialen ... Y se podrían poner decenas de ejemplos más. «Estamos haciendo los directos con teléfonos móviles dentro de la casa de los familiares», disculpó Roberto Leal , que intervino desde su casa de Madrid (el chiste facilón, «pareces Rajoy », no tardó ni unos minutos en caer, y fue obra de la directora de la academia). Uno de esos fallos, el retardo en la conexión con la madre y la abuela de Nia , produjo un ataque de risa generalizado, que empezó la canaria, contagió a sus compañeros, más tarde a Noemí Galera y por último a toda la audiencia. Tal y como está el país, la carcajada generalizada resultó muy sanadora.

Uno de los artistas invitados, el ex triunfito Alfred García , tampoco se libró de los generalizados problemas técnicos. Su primer intento de actuación se frustró a los pocos segundos, y repitió minutos más tarde, esta vez ya sin problemas... más allá de los que tiene la propia canción, que, para ser sinceros, alguno tiene. Las otras estrellas de la iniciativa #YoMeQuedoEnCasa que se sumaron al programa especial fueron Rozalén y Marwan , quien tardó unos (eternos) segundos en arrancar porque se le desafinó la guitarra.

Una jornada tan especial no era cuestión de enturbiarla con expulsiones y nominaciones. Así que desde el primer momento se anunció que nadie abandonaría la academia, de modo que Gèrard y Hugo , que estaban en rampa de salida, permanecerían una semana más en el concurso. «Hemos registrado los votos de los nominados. Los tiene nuestro notario, no se pierden. En cuanto sepamos cuando será la próxima gala volveremos a abrir las líneas y los sumaremos a los que se reciban antes de la expulsión», explicó en Twitter el director del programa, Tinet Rubira .

También se decidió que no hubiese nominados. Sí los habrá el próximo domingo, cuando las valoraciones que ayer hizo el jurado de las actuaciones se tendrán en cuenta. Y los números destacados por Nina y Miqui Puig fueron los realizados por Hugo , Gèrard , Flavio y Eva .

Lo que sí hubo fue favorito del público: Samantha fue la elegida. El premio consistió en elegir con quién celebrar una cena especial dentro de la academia. Optó por Flavio.

Flavio se salta el protocolo del coronavirus y besa a su pareja de cena, Samantha RTVE

Hugo, de menos a más

Con «Heroes», de Måns Zelmerlöw , Hugo no llenó el escenario. El número estaba concebido con bailarines y eso se notó. Miqui Puig , ex profesor de la academia, se estrenó como jurado de «OT» diciendo que el chaval empezó «dubitativo», pero que la actuación fue creciendo, hasta el punto de que acabó diciéndose –y diciéndonos– «aquí hay un artista». Fue generoso el juicio, quizá demasiado. Juzguen ustedes:

Gèrard emocionó (y no solo a su hermana)

Gèrard emocionó hasta la lágrima a Iván Labanda , el profesor de interpretación de la academia, con una delicada interpretación de «Someone You Loved», de Lewis Capaldi . Aunque entendemos que todos estamos especialmente sensibles, objetivamente no fue para llorar, pero sí para aplaudir mucho.

Tras la actuación, su hermana entró en directo desde la casa familiar y realizó una defensa a ultranza de las cualidades musicales del muchacho. Le pidió fe en sus posibilidades, que se viniese arriba, que llenase el depósito mental. El elogio familiar era previsible. No tanto el de Nina : «Eres grande. Aquí ha habido también alguna lágrima», reconoció la ex directora de la academia.

Samantha y sus problemas de vocalización

Samantha ya está recuperada de su lesión de rodilla, pero, por si acaso, fue prudente en los contoneos que realizó mientras cantaba «Millonària», de la Rosalía . Como dijo Miqui Puig , va sobrada de actitud, pero arrastra desde la gala 1 un defectillo: «Vo-ca-li-za», deletreó el que triunfó con Los Sencillos.

Tras la actuación, a Samantha la conectaron telefónicamente con sus padres, y enseguida se notó que su comunica con ellos en el idioma propio de su comunidad autónoma. «¿Tengo que hablar en español?», preguntó prudente la valenciana, que hace unas semanas protagonizó una polémica al referirse al de Cervantes como «ese idioma del demonio» . «No, yo te traduzco», se ofreció Noemí Galera . Solo tuvo que traducir una frase, puesto que la conversación fue breve.

Anaju y el complicado reto de la afinación

Anaju tenía como reto no desafinar. Dado que estamos hablando de la gala 9, y sigue dentro de la academia, no parecía mucho pedir. Superó el reto. Defendió, prácticamente estática y concentrando el esfuerzo en la voz, el «Inevitable» de Shakira . Empezó mejor que acabó, pero, como diría José Tojeiro , «sin ser una cosa excesiva».

Flavio, superado por la canción

Es desconcertante lo de Flavio . Lo ves con esa estética de «calculín», con esa cara de niño atrapada en un cuerpo de un joven de 19 años, pero de repente abre la boca y suena el vozarrón de un señor.

Le tocó lidiar con un clásico, el «Suspicious Minds», de Elvis Presley . Hace falta valor, hace falta valor, que diría Radio Futura , para enfrentarse a ese reto. Y actitud. Y recorrido vital. Durante la actuación de Flavio, uno se acordó de la actitud de Sailor , el personaje que interpretaba Nicolas Cage en «Corazón salvaje» , aquella obra maestra de David Lynch : «Esta es mi chaqueta de piel de serpiente. Símbolo de mi individualidad, y mi creencia en mi libertad personal», repetía en la película Sailor , fan de Elvis que se marcaba un «Love me Tender» digno de «El Rey». Algún día las experiencias vitales y musicales de Flavio tendrán la edad que tiene hoy su voz. Y quizá podrá bordar «Suspicious Minds». Ayer no lo hizo. Pero lo intentó.

Maialen sigue creciendo

Su actuación produjo un efecto curioso. Dio la sensación de que había público en la gala. Quizá fue porque empezó cantando entre sus compañeros, quizá por el sonoro aplauso final al que, además de los otros concursantes, se unieron entusiastas los profesores. Interpretó el «Dance Monkey», de Tones and I, con desparpajo y energía. «Un 10», juzgó Nina . No sonó demasiado exagerado.

En un concurso dominado ya desde hace varias galas por las mujeres , Maialen sigue creciendo y, si Nia se descuida, podría adelantarla.

Otra exhibición vocal de Nia

Sin Jesús, expulsado en la gala anterior , Nia ha pasado días tristes en la academia. En una broma del destino, le tocó interpretar el bolero «El triste», de José José. Ataviada con un espectacular y largo traje blanco, ofreció una nueva exhibición vocal. Acabó en todo lo alto, como pedía la canción. «Qué pena que este año no hagamos lo de Eurovisión», reflexionó Noemí Galera al finalizar el número.

Eva y sus superados problemas con el castellano

«No me gusta mi voz en castellano», llegó a decir, baja de moral, durante una semana difícil en la que se llevó la bronca de los profesores . Tenía que lidiar con una canción de tanto peso emocional como «Hoy la bestia cena en casa» –de Zahara , profesora de cultura musical en la academia– y por momentos temió ser aplastada. Superó el examen con un notable. De hecho, fue la única mujer destacada por el jurado, lo que sorprendió un tanto pues tanto Maialen como Nia brillaron a altísimo nivel. Quizá se trató de un guiño de Nina para levantar la moral a la alicaída gallega, que de hecho cambió el rostro serio que mostró durante buena parte de la noche por una sonrisa cuando conoció la valoración.

Bruno, desatado y feliz

El «Quiero tener tu presencia» con el que Seguridad Social triunfó en los años 90 le venía como anillo al dedo. No desaprovechó el caramelo. Se le vio energético, feliz y desatado (esto último quizá en exceso).

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