First Dates

Los fetiches sexuales de un comensal que dejaron descolocado a su pareja

A Javier le atraen especialmente las clavículas y el talón de Aquiles: «Es algo que me flipa»

CUATRO

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First dates

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«First Dates» , con Carlos Sobera al frente, sigue empeñándose en su tarea de erradicar la soltería en España. Tarea difícil la suya, pero no es esa razón paa claudicar . Por el plató de Cuatro han pasado los personajes más excéntricos que uno pueda imaginarse, y no pocos de ellos se han ido del programa acompañados . Ninguna misión es imposible. Más de 770 noches lleva en antena el espacio de Sobera. Y no es de extrañar, porque «First Dates» ofrece entretenimiento y diversión de todo tipo para los espectadores.

La primera en llegar fue Ania, una camarera sevillana de 26 años que llegó avisando que «yo para el sexo soy muy especial . Necesito tener mucha confianza y no lo hago con cualquiera. Hacerlo por hacerlo me parece de chicos inmaduros». La joven buscaba sobre todo «alguien que me haga compañía y que sea mayor de 35 años». Para cenar con él llegó Edu, un hostelero barcelonés de 44 años, soltero y sin hijos, que se vendió como «un tío simpático, agradable, educado y correcto».

La primera impresión fue positiva para ambos, y el barcelonés reconoció que vio en Ania «a una chica espectacular, con muy bien físico y que impresiona». A Edu le abrumó la juventud de su pareja, y le agradó saber que ella prefiere a hombres mayores de 35 años. «Los hombres más jóvenes son típicos de gimnasio, diciendo "soy guapo". ..Eso no me interesa», explicó ella. «¿Me estás llamando mayor y gordo?», bromeó el catalán. Ania, muy madura para su edad, dijo buscar «alguien con quien hablar, con quien compartir y hacer cosas interesantes».

La sevillana empezó a dar luego su opinión sobre las relaciones modernas y reconoció ser «muy antigua» . Dijo que «yo me dejo conquistar: me gusta que me inviten, que me lleven a sitios bonitos...No ir como las chicas que van por ahí provocando enseñándolo todo. Son unas golfas». Todo fue bien en la cena, asi que al final ambos quisieron darse una segunda oportunidad y volver a verse.

Más tarde llegó Javier, apodado como Scorcia, un estudiante de Bellas Artes de 22 años que vive en Valencia y que contó que el cine gore es una de sus grandes pasiones. «Paso más tiempo mirando en mi interior que fijándome en el exterior. A la hora del amor me fijo mucho en la personalidad, busco una conexión intelectual », le explicó. Para cenar con él llegó Miguel, también de 22 años y también estudiante de Bellas Artes: «En el instituto tuve un expediente perfecto enfocado a una carrera de medicina que se ha quedado en nada». Quiso confesar una de sus manías al llegar: «Mi hobby fetichista es limpiar plata y dejarla brillante».

Al principio tuvieron mucha armonía debido a que compartían su pasión por el arte . Luego hablaron de anatomía, algo que interesaba especialmente a Scorcia, pues le gusta mucho dibujar vísceras. A este último le gustó que Javier fuese «abierto y muy sensible». Hablaron también sobre su forma de ver el amor , que también resultó ser bastante similar.

Poco después llegó el momento de hablar de sexo, y Miguel le preguntó a su pareja por sus fetiches sexuales . «Me suele gustar la clavícula o el cuello...o el tendón, que se vea el tendón de Aquiles es algo que me flipa», comentó Scorcia, algo que dejó a Miguel un tanto descolocado . Pese a ello, la cita volvió a encauzarse y quisieron tener una segunda cita.

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