First Dates
Una comensal pasa olímpicamente de su pareja: «Déjame comer»
Soledad, a sus 73 años, jamás ha tenido pareja y los motivos quedaron a la vista durante su cita en «First Dates»
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First dates
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First Dates se acerca ya a los setecientos y no da visos de ir a agotarse pronto. Solteros de toda España pican todos los días a la puerta del restaurante que capitanea Carlos Sobera en busca del amor de su vida. Las parejas que se sientan a cenar en el plató de Cuatro son de lo más variado y siempre las hay para todos los gustos.
Empezó llegando al programa Soledad, una soltera de 73 años que buscaba poner fin a su dilatada soledad: «Yo nunca he tenido pareja de nada, ¡si mi cama es pequeñita , solo cabe una persona!». Su pareja fue Pedro, dos años mayor que ella, un alicantino que dijo que «pese a mi edad, tengo todavía mucho cariño que dar. Soy muy cariñoso y muy romántico ». La primera impresión fue mutua para los dos: para ella porque vio a Pedro como un hombre elegante, mientras que él quedó prendado por la belleza de Soledad.
A Soledad le traicionó su inexperiencia desde el comienzo y se la vio muy nervioso, especialmente en los primeros compases. Pedro, un hombre amable y educado, cogió las riendas de la conversación preguntando a Soledad por sus gustos y aficiones. «Pues yo soy muy bailongo: viernes discoteca, sábado discoteca y el domingo más baile», dijo el alicantino. A ella lo que menos le convenció de Pedro fue su altura, «es un poco bajito para mi gusto» , y su edad, pues pese a tener solamente dos años más que ella Soledad los consideraba demasiados.
«Veo que diálogo tiene poco», comentó Pedro ante el sepulcral silencio de Soledad, que ni se molestaba en contestar a las preguntas de su pareja. Soledad solamente tenía ojos y boca para su comida, y ante las cámaras de First Dates solo hablaba sobre el menú que les habían servido: el pan, las gulas...«Bueno...¿y qué te he parecido yo?», preguntó Pedro ya a la desesperada. «Déjame comer» , fue la cortante respuesta de ella que «cuando voy al restaurante primero como y luego hablo».
En ese punto el alicantino ya estaba un poco harto de la situación, y reconoció estar « un poco molesto , lo que se trata aquí es de hablar, pero ella ha venido a comer y a nada más. Yo creo que esta señora no tiene intención de tener relación ninguna: ha venido para comer , ver el restaurante y viajar de Barcelona a Madrid, porque te lo pagan todo». Cuando acabó la cena, Soledad apenas había pronunciado una decena de palabras ante su pareja, por lo que el desenlace final estaba claro: cada cual a su casa por su lado.
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