Sálvame

El enésimo engaño de «Sálvame» a la audiencia

El supuesto bombazo anunciado por el programa para torpedear «Pasapalabra» no fue más que una sucesión de cebos, como siempre

El caso Merlos, uno de los «hits» de Sálvame en las últimas semanas

M. Moreno

Todo el mundo sabe que «Sálvame» es el programa de los cebos. A menudo, el espacio presentado por Jorge Javier Vázquez, Paz Padilla o Carlota Corredera anuncia exclusivas y noticias de relevancia que, con el paso de las horas, no llegan nunca a revelarse a pesar de las reiteradas promesas de los colaboradores. Aunque es cierto que los casos Merlos y Avilés han regalado al programa elevadas cuotas de audiencia, también lo es que el espacio de variedades de Telecinco juega en demasía con sus espectadores prometiendo despejar incógnitas dejando, casi siempre, la parte más importante de la ecuación incompleta.

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Sálvame tomate

Sálvame tomate

Eso es lo que ocurrió este lunes, cuando «Sálvame» quiso torpedear la segunda emisión del nuevo «Pasapalabra» de Roberto Leal con un «Tomate» cargado de información nueva y sorprendente para el espectador. El supuesto «bombazo» no fue más que el regreso de Kiko Hernández a plató para, supuestamente, desvelar grandes secretos de famosos desconocidos por la audiencia. No contó ninguno aunque sí avanzó la que será una de las grandes tramas del programa en las próximas semanas: un polígrafo secreto hecho a Lydia Lozano durante el tiempo en que la periodista afirmó que Ylenia Carrisi estaba viva, una polémica que Telecinco nunca ha querido enterrar por puro interés.

No tardó Lydia en convertirse en un mar de lágrimas. El supuesto polígrafo, tal y como contamos en esta información, está —o eso pensaba la periodista— blindado por contrato y no puede emitirse. Parece, sin embargo, que «Sálvame» repescará la trama de una de sus colaboradoras más menospreciadas para seguir haciendo sangre de un drama que gusta a los críticos con Lozano, que no son pocos.

Las guerras entre cadenas, una táctica común en la mayoría de las televisiones en abierto, perjudican siempre a un espectador que poco parece importar a los canales siempre y cuando uno gane la batalla del «share». Históricas son las pugnas entre «Gran Hermano» y «Cuéntame cómo pasó»; «La que se avecina» y «Operación Triunfo » y, ahora, entre «Pasapalabra» y los cebos del «Tomate». Veremos si el espectador se cansa o no de esperar informaciones que nunca llegan o que, cuando se desvelan, no son tan relevantes como se prometieron. A «Sálvame», de momento, le funciona. ¿Podrá seguir mucho más tiempo estirando el chicle?

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