operación triunfo

Ellas toman el mando en «Operación Triunfo»

Samantha, Eva, Maialen y Anaju mandan un aviso a la gran favorita, Nia, con sus actuaciones

Rafa fue expulsado en la séptima gala, que acabó con Gèrard y Jesús nominados

Eva y Nia, durante su actuación en la séptima gala OT

Rubén Ventureira

Rafa , expulsado. Gèrard y Jesús , nominados. Y ellas, desatadas. Es el resumen de la séptima gala de «Operación Triunfo», en la que Anaju fue elegida favorita del público por delante de –no podía ser de otro manera– otras dos chicas ( Samantha y Maialen ).

Noemí Galera , directora de la academia, recordó durante la noche que Manu Guix , director musical, sostiene la teoría de que todos los OT despegan a partir de la séptima gala. La edición del 2020 le llena de razón. Hasta ayer había una clara candidata al triunfo, Nia . La canaria sigue ostentando ese condición. Pero la séptima gala ha sido la del despegue de Samantha , Eva , Maialen y Anaju . Cuatro chicas que han dado un paso adelante y que han lanzado un aviso a Nia: si te descuidas, si te relajas, aquí estamos trabajando para adelantarte.

Ellas cinco han tomado el mando en el «Operación Triunfo» más femenino de la historia. Los otros cinco concursantes que quedan en la academia son chicos, pero dos se salvaron ayer de la nominación ( Hugo y Bruno) , lo que es un indicativo de su frágil posición; otros dos los sustituyeron en la rampa de salida ( Gèrard y Jesús ) y uno ( Flavio ) se libró de esa espada de Damocles porque lo salvaron sus compañeros.

Ellas tomaron el mando en una gala que empezó al ritmo de una canción popularizada por –claro– una mujer. Mientras Piqué corría tras Vinícius en el Santiago Bernabéu, se abrió la gala al son del «Waka Waka (Esto es Africa)», una canción que evoca el beso de Iker a Sara, el « Iniesta de mi vida» y el año en que fuimos los mejores. En la coreografía se le cedió la posición central a Nia , que demostró que una noche puede ser Beyoncé (en la gala 5) y otra (en la gala 7), Shakira . Así es de camaleónica, que es algo que se decía mucho de Tina Turner , que era también de raza felina.

Ellas tomaron el mando en una gala que contó –todo son señales– con dos invitadas especiales. Primero pisó el plató Ariadna , la primera expulsada de la actual edición del concurso. Presentó su single «Al santo equivocado». Se conoce que las ventanas de fama que proporciona OT son cada vez más pequeñas temporalmente hablando y hay que aprovecharlas cuanto antes mejor. En solo ocho semanas, Ariadna ha tenido tiempo de entrar en la academia, ser expulsada, componer una canción, grabarla y presentarla en el programa.

La otra invitada fue Edurne , que regresaba quince años después al programa que la lanzó a la fama: fue sexta en el OT de 2015 y venía a presentar el avance de su séptimo disco. Alguno dirá que ese retorno se ha producido «Demasiado tarde», y ése es precisamente el título de la canción que acumula más de ocho millones de visualizaciones en un mes, el primer «single» de ese próximo trabajo discográfico.

Vayamos con el uno a uno de la séptima gala.

Hugo. Gran reacción a la nominación

Levantó pasiones, y alaridos femeninos, al levantar la camiseta durante su interpretación de «Genius», de Labrinth, Sia y Diplo (LSD), en una actuación que fue «in crescendo». Se le vio muy suelto y seguro. Como suele ocurrir con todos los candidatos a marcharse, su número mereció el aplauso del jurado. «Con la nominación queríamos que tuvieras un mejor rendimiento. Esta noche has estado increíble», valoró Natalia Jiménez . Sorteó el adiós como el más votado de los tres nominados. Y después el jurado recompensó su esfuerzo ordenándole cruzar la pasarela.

Maialen. Una buena versión

Su sensual tono de interpretación de «Andar conmigo«, de Julieta Venegas, puso al público en pie. Hizo una notable versión. Es cierto que le faltó empatía con el bailarín que mandaron a su encuentro, pero penar esa falta de química con una nominación habría sido demasiado injusto.

Bruno. Premio al atrevimiento

Simpática y fresca su actuación, en la que se atrevió a tocar la percusión. «Nos encanta ver que hagáis cosas originales. Te hemos visto disfrutar desde la punta de los pies hasta la coronilla y eso nos da mucha alegría», elogió Fortu tras la interpretación del «Llegué hasta ti», de Muerdo .

Nia y Eva. Un dúo con química

Un espectáculo en el que la gallega habló de tú a tú a la favorita a la victoria, lo que es mucho decir. Primero por separado; y después juntas, brillaron a muy alto nivel con el «Don't start now», de Dua Lipa . Se sintió que su compenetración va más allá de lo artístico y alcanza a lo personal. «Llevamos juntas desde el hotel –dijo Nia–. Ya era hora de que nos diesen una canción juntas». Y el público agradeció que se la diesen.

Rafa. Cogió la maleta y se fue

Rafa protagonizó una actuación sentida. Eso no se lo podemos negar, porque el muchacho es puro sentimiento. Pero seguramente superado por el nerviosismo producto de la nominación, su interpretación de «Cojo el saco y me retiro», de Astola , fue un tanto gritona. «La constricción no deja brillar del todo tu voz», juzgó sonriente Nina , cuando el muchacho bajó del escenario, antes de decirle que, pasase lo que pasase, nunca dejase de sacar su «alma de artista». Sonó a despedido anticipada. Se confirmó después: fue el menos apoyado por el público y, en consecuencia, se despidió de la academia.

Gèrard y Flavio. Muy lejos de Rick

Tres años antes del nacimiento de Astola , en 1987, un muchacho inglés con cara de pillo puso de moda los guardapolvos en la calle y bailar el «Never Gonna Give You Up» en las pistas de baile. Se llamaba Rick Astley . A la chavalada de la academia –y a la mayoría de su audiencia–, este Rick les resulta tan lejano como el de «Casablanca». A la chavalada de la academia les hablas de Rick y piensan en el meme ese de «no lo sé Rick, parece falso».

Digamos que Gèrard y Flavio , aún siendo dos, no consiguieron insuflar a su versión el vigor del tema original, que interpreta uno, el tal Rick. Empezaron mal y a partir de ahí remontaron algo, pero sin llegar en ningún momento más allá del bien. Dado que el concurso ya está en una estado avanzado, lo correcto ya no sirve.

La semana anterior, el comodín del público había salvado a Gèrard de la nominación, y así se lo advirtió el jurado. Tenía pues la mosca tras la oreja. Y ayer la mosca le picó. A él y a su compañero de dúo. El jurado los nominó a los dos. Los profesores de la academia prefirieron rescatar a Anaju . Y los compañeros salvaron a Flavio .

Jesús. Mala semana que acaba en nominación

No pasó una buena semana Jesús . Tras ocho semanas de convivencia, el «ivo, ivo, ivo, abrazo colectivo» no se da con el mismo entusiasmo a uno que a otros. Porque la convivencia erosiona. A raíz de un incidente nimio, Jesús estalló contra Gèrard : «Me lleva retando desde que entró», se quejó antes de amenazar con irse de la academia. Del dicho al hecho hay mucho trecho, así que este domingo por la noche se subió al escenario. Y ahí encima fue superado por la canción. Cierto que no era una canción cualquiera. Era «Sábado por la tarde», de Claudio Baglioni , un clásico al que Sergio Dalma le dio nueva vida por estos lares. Jesús no estuvo ni atinado ni afinado. No fue su día. Fue nominado por el jurado y los profesores decidieron dejarlo en la rampa de salida. Curiosamente, la expulsión estará entre él y Gèrard.

Anaju. Rescatada por los profesores

Manejó mucho mejor el baile que las cuerdas vocales. El «Tusa», de Karol G y Nicki Minaj , era un reto grande y no llegó a a alcanzar la cima. Pero fue una actuación energética con momentos brillantes. De hecho, el público la eligió como favorita, por delante de Maialen y Samantha . El jurado le reprochó problemas de afinación –los hubo, sí– y la nominó. Los profesores la rescataron. Hicieron bien. Era la noche de las chicas y nada podía emborronarlo.

Samantha. Estrella de la noche

Si hubo una estrella de la noche, fue Samantha . Por dos razones: por su soberbia imitación de Nina y por su recital vocal con el «Human» de Christina Perri . Sola con su micrófono sobre un pequeño escenario circular, conquistó al público. Al del plató –que la despidió gritando «Samantha, Samantha, Samantha»– y al de casa.

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