Décimo aniversario

«Perdidos», según los guionistas españoles: el fenómeno que cambió la televisión

Este sábado se cumplen diez años del final, un capítulo con innumerables detractores que puso el broche a uno de los grandes hitos del mundo seriéfilo

Inma Zamora

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El 23 de mayo 2010 fue un día para el recuerdo en la historia de las series. La emisión del final de «Perdidos» ponía el broche a una etapa televisiva de tremendo valor para la ficción seriada que, a pesar de contar con indudables joyas, no había vivido un fenómeno de masas como el creado por J.J. Abrams y Damon Lindelof en 2004. Sobre el último capítulo de la serie, así como sobre sus últimas temporadas, se podrían mantener a día de hoy largos y encendidos debates: misterios sin resolver, giros argumentales que no terminaron de convencer a la audiencia y una traca final que decepcionó a más de uno no enturbiaron, sin embargo, la que a todas luces es una de las series norteamericanas más destacadas de los últimos 20 años.

En ABC el evento fue narrado por el periodista Diego Casado, quien al término de la última escena de «Perdidos» ya publicaba en este diario una de las primeras crónicas sobre la resolución del capítulo y todas las dudas que dejaba abiertas. [Lee aquí la crónica que ABC publicó sobre el final de «Perdidos»] . La serie, un fenómeno al que no le hizo falta el impulso de ninguna plataforma y que alumbró a una generación de frikis o losties que ideaban todo tipo teorías locas sobre casi cada escena, se expandió poco a poco hasta monopolizar conversaciones en las que términos como «humo negro» comenzaron a ser de dominio público. El debate, sin embargo, sigue abierto diez años después del final: ¿fue realmente «Pérdidos» una de las mejores series de la época o se la elevó injustamente a la categría de fenónemo? ABC ha recopilado el testimonio de varios guionistas españoles que cuentan en primera persona cómo vivieron la emisión de la serie y qué significó para ellos. (Con permiso del spoiler: al final, mereció la pena).

1

Nico Romero

Recuerdo que Perdidos marcó una época y generó un fenómeno fan difícil de superar. En mi blog «Escribir en serie» suelo pedir a guionistas españoles que me hablen de las series de su vida. Reputados showrunners como Pau Freixas, Tirso Calero o Nuria Bueno eligieron «Lost» como una de las tres series que más les han influido en su vida.

Aún la echo de menos. Sólo los cinco primeros capítulos de «Wayward Pines» consiguieron generar en mí una curiosidad similar. Era la primera vez que una serie se atrevía a abrir misterios , uno tras otro, a cada cuál más sorprendente y tenerte cautivo, semana tras semana, a la espera de respuestas. Luego resultó que las explicaciones no eran tan interesantes como las preguntas pero, para entonces, ya te habías chupado 100 capítulos. ¿Un timo? Para mí no porque lo interesante no es el destino sino el camino a recorrer . Y en ese camino... ¡Dios, cómo nos lo pasamos!

Además quiero aprovechar para reivindicar el último capítulo. Me parece que el descubrimiento del último minuto es coherente con todo el juego de flashbacks, flashforwards y flashsideways desarrollado durante toda la serie y me gustó. Lo realmente decepcionante de la serie no fue eso sino el conjunto de la última temporada.

2

Paloma Rando

Perdidos no fue una gran serie en cuanto a su contenido, a pesar de que nos regaló momentos extraordinarios. Pero sí fue la que mejor representó el cambio de paradigma en cuanto a la forma comunitaria de disfrutar de la televisión que se ha vivido gracias a la evolución de Internet. No es que antes no viésemos las series juntos y no nos sirvieran como pegamento social, ni que desde los albores de Internet no hubiese páginas dedicadas a la cultura popular proveniente de la tele, es que poder comprobar –aunque fuese casi inconscientemente– la dimensión del consumo televisivo alrededor del mundo por medio de blogs, foros y páginas especializadas hizo del espectador alguien más poderoso . Ahora se tiene mucho más presente su opinión, entre otras cosas porque podemos acceder a ella, y todo esto de alguna manera empezó, tal y como lo conocemos, con Perdidos.

Cuando terminó Perdidos yo estaba trabajando en Globomedia. Recuerdo perfectamente madrugar esa mañana para verlo en directo gracias a la emisión de Cuatro y llegar a la cafetería de la oficina donde ya desde primera hora no se hablaba de otra cosa. Quien esperase que el final de Perdidos solucionara todas las incógnitas o diera un gran cierre a la serie pecó de ingenuidad. Ya sabíamos al menos desde dos temporadas antes que sus avances eran los de un tren descarrilando. Pero a pesar de todo, los hitos del viaje hicieron que mereciera la pena.

3

Cristóbal Garrido

En su momento y aún hoy, Perdidos ha sido mucho más que una serie. Con ese reparto y en una cadena en abierto, podría haber sido un Melrose Place en la playa y fue mucho más allá. Institucionalizó para televisión los flashbacks , nos dejó con la boca abierta con los flashforwards, elevó el highconcept a niveles estratosféricos, aprendimos que en USA hay parones de emisión y a los finales de temporada les empezamos a llamar «season finale». Por primera vez, una serie generó discusión más allá de los hogares.

Con Perdidos aprendimos a descargar series (éramos jóvenes y necesitábamos las plataformas), pero gracias a ella también fuimos pioneros en eso del debate en la red. Cuando casi no existían las redes sociales, los fans de LOST ya discutíamos en internet y elaborábamos hilos eternos con mil teorías. La serie también manejó los cliffhangers con auténtica maestría y supo darnos mil referencias y acertijos divertidísimos. Visto con perspectiva estaba claro que todo aquello no era más que carnaza con la que entretenernos mientras los guionistas se aclaraban entre ellos, pensaban cuál sería finalmente el misterio de la isla y sobre todo decidían qué cabos iban a dejar sueltos porque, obviamente, era imposible atar todo ese desmadre. Desde entonces, todas las cadenas y plataformas han intentado tener su Perdidos y ninguna lo ha conseguido . Se han producido decenas de pilotos con una premisa epatante y nadie ha sabido enganchar a la audiencia de la misma manera.

Puede que el final no cerrara ni una décima parte de las incógnitas que fueron lanzando a lo largo de la serie, pero fui de los que se emocionó con su capítulo final. Y cuando digo "emocionar" quiero decir "LLORAR". Fue un cierre muy emotivo para los personajes, aunque los fans nos quedásemos esperando las respuestas. A pesar de esa decepción, echas la vista atrás y no puedes evitar recordarla con cariño . Porque el chasco duró una temporada, pero antes hubo muchas horas de diversión.

4

Carlos de Pando

Perdidos lo cambió todo. Seguramente nunca entre en el olimpo de las series, como Los Soprano, The Wire o Mad Men, pero sin duda fue el fenómeno global que provocó que veamos las series como lo hacemos hoy: la que popularizó el término “spoiler”, la primera que tuvo una legión de fans acérrimos en internet, que comentaba cada capítulo, teorizaba sobre posibles giros, avances y finales, la que se veía en maratones antes de que existiera el “binge-watch” o las plataformas VOD, y la primera con todo un universo transmedia que transportó a la serie mucho más allá de la televisión. Y todo eso sin redes sociales. Durante unos cuantos años fue EL tema de conversación entre los profesionales y el público, y durante unos cuantos más, en despachos de producción y salas de guión, todo el mundo buscó un “nuevo Perdidos”. Seguimos buscándolo y, de alguna manera, seguimos sin encontrarlo.

Es cierto que su final no estuvo a la altura para la gran mayoría de espectadores, pero, ¿qué final de serie lo está? ¿Acaso un final decepcionante borra todo lo vivido? ¿Estropea un camino plagado de horas de diversión, sorpresas y emoción? Un camino, además, lleno de problemas: temporadas de relleno que el equipo no quería escribir, una huelga de guionistas, millones de fans en internet proponiendo teorías que les obligaban a cambiar los planes de ruta temporada a temporada… Yo fui de los que se levantó de madrugada el día de la emisión en directo de su capítulo final, que se subtitulaba en tiempo real -¿qué otra serie ha conseguido algo así?- y fui de los pocos que lo disfrutó. Pero no lo hice por el final en sí, sino por la magnífica construcción de unos personajes memorables con los que había vivido durante seis años. Porque, por encima de osos polares, humos negros, estatuas gigantes y escotillas misteriosas, Perdidos contaba con un magnífico diseño de personajes (cientos y cientos de páginas, según sus guionistas) que, al fin y al cabo, son la parte fundamental de todas las series, y la razón principal por la que nos enganchamos a ellas.

5

Isabel Vázquez

No fue la única ni la mejor, pero Perdidos fue sin duda la más llamativa de la hornada de series del 2004. Flipamos muchísimo con aquel capítulo inicial en el que los productores sacaban pecho frente al mundo diciendo, para piloto, el mío, con avión y todo. Ahora asumimos los high concept como si fuera lo normal, pero no lo eran entonces . Más allá de su premisa, la primera temporada de Perdidos fue impecable. Luego todo se torció, claro. Cuando, en el arranque de la segunda, Desmond se hizo el desayuno escuchando a Mama Cass entendimos que la música, en efecto, había cambiado. Se abrió la escotilla y la serie no volvió a tener un momento tan potente como aquel. Dio igual. Su torpeza y pereza argumental no impidió que se convirtiera en un fenómeno.

Los creadores de Perdidos tuvieron que hacer frente al juicio inmediato del espectador, una evaluación que, al contrario que las antiguas cartas postales a las cadenas, tenía un peso sin precedente sobre el contenido porque sucedía a la vez que la emisión y estaba al alcance de cualquiera. Internet lo cambió todo y Perdidos fue el campo de pruebas para el nuevo modelo. Cómo influyó eso en los bandazos e inconsistencias de la historia es difícil de calcular.

Las primeras temporadas se criticaban en foros; yo me abrí mi cuenta de Twitter para comentar en directo el último capítulo que se emitió aquí de madrugada en mayo de 2010 de forma simultánea con EE. UU. En sus seis años de vida, Perdidos se convirtió en la serie de la que todo el mundo hablaba y cada vez menos gente veía (ABC en EE. UU, Cuatro y Fox en España perdían espectadores a chorro cada semana). Su relevancia no se puede medir en espectadores. Yo la disfruté mucho. Incluso en los momentos en que me parecía un auténtico desastre.

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