«Patria»: mismo fondo, mejor forma

Comparamos las semejanzas de la serie creada por Aitor Gabilondo con la novela de Aramburu

«Patria» HBO
Helena Cortés

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Cumplir las expectativas de los lectores, estar a la altura de su imaginación en el viaje de un libro a la pantalla, siempre es complicado. Aún más si esa novela es «Patria» , el fenómeno de Fernando Aramburu, que retrata treinta años de terrorismo de ETA situando a cada lado de la trinchera a una familia, a un madre. De un lado está Bittori (Elena Irureta), cuyo marido, el Txato, es asesinado a manos de la sanguinaria banda. Enfrente, la que fuera su gran amiga, Miren (Ane Gabarain) acaba abrazando el ideario abertzale en un intento justificar la locura de su hijo, miembro de la organización. Haciendo suya la máxima de Aramburu, tratar con cariño y empatía a las víctimas , Aitor Gabilondo ha convertido las más de 600 páginas del libro en ocho capítulos fieles en el fondo, brillantes en la forma. Los dos primeros, llegan mañana a HBO.

El punto de partida de «Patria» , la serie, es el mismo que el de su referente literario. Coincidiendo con el alto el fuego de la banda, Bittori decide volver a su pueblo en busca de respuestas sobre el asesinato de su marido, que rompió por completo su familia. El crimen del Txato sitúa al espectador en la barbarie, pero «Patria» no explota el dolor , simplemente lo retrata. Y ya es más que suficiente, puesto que la ambientación, la atmósfera densa y lluviosa y las brillantes interpretaciones impactan en las emociones del espectador de una forma muy cruda, golpeando más fuerte que la imaginación del lector. La entrega de Joxe Mari a la causa terrorista, así como las consecuencias que acaba pagando, tienen su parte del metraje, como tienen también sus capítulos en el libro, pero no existe la criticada equidistancia del primer cartel promocional de HBO, «un desacierto» , según el propio Aramburu.

La estructura de la novela, en capítulos cortos que viajan hacia delante y hacia atrás en el tiempo, está prácticamente calcada en «Patria». En la serie, es sencilla y fácil de seguir no solo gracias a un guión pensado al milímetro, sino también al estupendo trabajo de peluquería y maquillaje de Karmele Soler y Sergio Pérez Berbel . Y por supuesto al trabajo de interpretación de las matriarcas (¿he repetido demasiado que están estupendas?), bajo las órdenes de los directores Félix Viscarret y Óscar Pedraza. El equipo de la «Patria» televisada ha conseguido incluso trasladar a la pantalla los soliloquios de las protagonistas, en el caso de Bittori con monólogos que dirige a la tumba de su marido muerto y en el de Miren con rezos a San Ignacio de Loyola.

Sin ser vasca ni haber vivido en primera persona los años del plomo, la novela «Patria» me impresionó por su retrato del silencio cómplice, el de todos aquellos que miraban a otro lado o huyeron atemorizados, como Joxian, que negó a su amigo Txato la última despedida; Nerea, que no se atrevió a ir al entierro de su padre o Xabier, que no se permitió ni ser feliz tras el crimen. La serie de HBO no solo va a acercar esta historia a millones de personas (si es que queda alguien que no haya leído el libro aún), sino que también va a llevarla a más de 60 países . Es un entretenimiento duele tanto como se disfruta, pero puede enseñar mucho, aquí y fuera.

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