'Entrevías' terminó en Telecinco con una venganza consumada y abrió la puerta a una tercera temporada

Casi 1,9 millones de espectadores vieron el final, de momento definitivo, de la serie protagonizada por Jose Coronado

'Entrevías', el rápido regreso de la serie española más vista

Así acabó anoche la primera temporada de 'Entrevías', y así regresará a Telecinco la próxima semana

Jose Coronado, en el último capítulo de la serie de Telecinco 'Entrevías' Mediaset España
Óscar Rus

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«Tirso, por favor, tú eres un buen hombre, tienes un gran corazón»

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Entrevías

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Puede que el amor mueva montañas y en 'Entrevías' , cuyo último capítulo de la segunda temporada emitió anoche Telecinco , son sus personajes, hasta los más viles, quienes se mueven por él. Ezequiel (Luis Zahera) se sacrificó por su incondicional pero imposible amor hacia Gladys (Laura Ramos): tras salvar al vándalo hijo de ella, Nelson (Felipe Londoño), el expolicía se llevó un tiro en plena calle por orden de Guillermo Salgado (Jordi Sánchez), el villano de la función, y no solo por tirar viejos edificios para levantar unos más caros, sino también por abrir narcopisos e incluso organizar fiestas de ricachones con menores (algo que ya expuso 'La caza. Tramuntana' ).

Zahera, que también tuvo en vilo al espectador en 'La Unidad' (Movistar Plus+), ha aparecido menos de lo deseado en estos nuevos ocho episodios , pero los guionistas han mantenido acertadamente en coma a este 'robaescenas' durante los dos últimos. Ezequiel, el muy gato, tiene siete vidas. El intérprete gallego ni siquiera aparece en pantalla, pero el personaje sigue presente, sobre todo en la cabeza de la comisaria Amanda (Itziar Atienza), empecinada en vengar a su –de una vez por todas– amigo.

Itziar Atienza, en el último episodio de 'Entrevías' Mediaset España

Porque si algo ha definido 'Entrevías' durante sus dos temporadas y 16 episodios, además de la deconstrucción de su protagonista Tirso Abantos ( Jose Coronado ), ha sido el deseo de venganza por parte de sus personajes; muchos, enamorados hasta las trancas. Ese ha sido su talón de Aquiles.

Al final de la primera temporada , el público descubrió por qué Amanda había acabado en este conflictivo barrio madrileño : para vengar la muerte de su padre, un policía corrupto, a manos de un capo conocido como El Fantasma.

Bastaba con sumar dos más dos para saber que ese hombre en la sombra era el especulador inmobiliario al que interpreta Jordi Sánchez , demasiado mimetizado con el Recio de 'La que se avecina' (el 'casting' era muy mejorable, con alguna excepción, como la cubana Laura Ramos, que se merienda al resto).

Laura Ramos, en el último capítulo de 'Entrevías' Mediaset España

Con este particular capo, de cuello blanco, también quería acabar Tirso tras descubrir que era el culpable de la violación de su nieta Irene (Nona Sobo), ahora embarazada y todavía enamorada de Nelson, ennoviado casi a la fuerza con la más mala del barrio, Nata (María de Nati). Quién es el padre del niño es uno de los enigmas sin resolver.

Si Tirso mataba a Salgado, volvía a la casilla de salida como un señor anticuado y enfadado con el mundo y hasta podía ganarse el reproche de la audiencia, así que los guionistas eligieron a Amanda para apretar el gatillo y tensar aún más el forzado romance entre la policía y la hija de Tirso, Jimena Abantos (Maria Molins) cuya evolución, con salida del armario inclusive, ha sido pareja a la de su padre, que le pide paciencia, también entregado al placer con su vecina okupa Gladys. ¡16 episodios ha tardado Coronado en desmelenarse y enseñar cacho!

'Entrevías' nunca ha destacado por pillar desprevenido al espectador. Tampoco se la ha pillado en un renuncio: la producción de Alea Media ('Vivir sin permiso') nunca ha pretendido ser algo que no es y, quizás por eso, este 'thriller' costumbrista con aires de wéstern (comedia, la justa) ha gustado a dos millones de espectadores (casi 1,9 logró anoche en directo); buenísimas cifras.

Lo más interesante de esta segunda temporada, de menor gancho que la primera, ha sido la relación de una madre entregada y sufrida como Gladys, que consiguió trabajo de cocinera, y un hijo que no para de dar disgustos como Nelson, metido en una banda callejera. Es una excepción ver en la ficción española a una familia inmigrante, cuya dinámica resulta mucho más sincera y realista que la de Tirso con sus dos hijos adultos y su nieta adolescente.

María Molins y Jose Coronado, en el final de 'Entrevías¡ Mediaset España

El desenlace de 'Entrevías' , definitivo hasta nueva orden de Mediaset España, ha apostado por la concordia y la reconciliación. La de Tirso, ligeramente menos gruñón, con su barrio, con su familia (sorpresa: su hijo es más racista) y con el novio de su nieta, Nelson, al que salva literalmente la vida (de momento no pagará por el asesinato de Sandro al final de la primera temporada). Y como sucede con Ezequiel, el espectador desconoce qué ha pasado con Nata tras disparar en el brazo a su amado Nelson.

Tampoco sorprende el giro de guion con el que se despide la segunda temporada, pues hasta se nombra a dicho personaje en el último capítulo antes de 'aparecer' en pantalla. Mari Carmen, la exmujer de Tirso y madre de Jimena y Santi (Miguel Ángel Jiménez), se presenta en casa del protagonista y su hija, todavía apenada por el encarcelamiento de su novia, le abre la puerta. El enredo está servido.

¿Habrá tercera temporada de 'Entrevías' ? De momento, la primera llega a Netflix el viernes 20 de mayo.

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