El primer capítulo de «El Ministerio del Tiempo» gira en torno a Hitchcock
El primer capítulo de «El Ministerio del Tiempo» gira en torno a Hitchcock - RTVE

El Ministerio del TiempoOlivares: «El Ministerio del Tiempo nunca estuvo en peligro, tenía tres ofertas sobre la mesa»

La serie de aventuras regresa este jueves a TVE con su temporada más internacional

Madrid Actualizado: Guardar
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Cuando Javier Pascual, uno de los guionistas de «El Ministerio del Tiempo» (esta noche, 22.40 h.), tuvo la idea de hablar de Hitchcock, Javier Olivares, creador de la serie junto con su hermano Pablo, decidió aparcar la historia. «Ya teníamos un capítulo en el que la patrulla salvaba Viridiana, y yo tenía dudas. Pero un día vino Fernando López Puig, director de ficción de TVE, y decidí colocar en una pizarra todas las ideas que habíamos tenido, incluso las que había descartado, como la de Hitchcock. Pero él en cuanto lo vio dijo “vamos a hacer este”. Fíjate, yo tenía dudas y luego de ahí surgió el capítulo inicial», cuenta Olivares sobre el nacimiento del primer capítulo de esta tercera temporada, la más internacional de la serie gracias al acuerdo con Netflix, que llevará a los viajeros del tiempo españoles a más de 190 países después de su emisión en la cadena pública.

«Era muy fácil hacer un primer capítulo apelando a la épica, resolviendo líos amorosos, pero hemos apelado a algo muy original. Hay dos capítulos uno, este y el siguiente, sobre la Guerra Mundial. Queríamos hacer algo arriesgado, que muestre el cine como cultura pop. Aunque la serie sin Marc Vigil no sería lo que es, todos los guiños, excepto ese maravilloso plano de perfil, estaban en el guión. Esta es una serie de guionistas», defiende Olivares sobre «El Ministerio del Tiempo».

Los fans de Hitchcock disfrutarán buscando los guiños a las películas del inglés...

Están todas, hasta el vestuario es muy Marnie la ladrona. Es uno de los guiones más cómic de la serie. El piloto de la anterior temporada, sobre El Cid, tenía una carga épica, pero este es muy pop, homenajea a un director que los más jóvenes quizás no recuerden, pero era el Spielberg de hace nada y es básico para entender cómo son el cine y la ficción a día de hoy. Sin Hitchcock no se entenderían muchas cosas. Pero como siempre en esta serie hay muchas capas. El que quiera llegar más lejos va a llegar por ahí y el que no está viviendo una aventura en la que estamos confrontando algo muy potente, las contradicciones y la parte oscura de nuestros personajes, lo que ocultan de tristeza.

¿Recuperarán el dilema de cambiar o no el pasado?

No van a tener tiempo a pensar en eso, van a aparecer en una trama horizontal dos sociedades secretas del siglo XIX que se hacen con los libros de las puertas del tiempo y convierten este curso en una especie de “lucha a garrotazos”, como el cuadro de Goya, entre dos sociedades secretas que existieron. Una de ellas, absolutista, se llamó El Ángel Exterminador. Otra, de la ideología contraria, eran los nuevos comuneros o hijos de Padilla. Lo que hemos hecho ha sido sacar ese momento convulso del S.XIX y expandirlo por toda la historia. Es casi una lucha civil entre dos ideologías y la patrulla debe hacer lo que puede.

Mencionaba la lucha a garrotazos... ¿somos demasiado pesimistas al mirarnos al espejo?

Esta serie nace precisamente para olvidar las dos Españas y juntar en un mismo equipo a un representante de la España tradicional, que es Alonso de Entrerríos, a una de la España moderna, Amelia Folch, y a uno de la España escéptica, que antes era Julián y ahora es Pacino, esa gente que piensa “me tomo una caña al final del día y tiramos hacia delante”. Ya no hay dos Españas, ahora está la primera, la segunda y la que está harta de las dos. Juntarlas en un mismo equipo para trabajar juntos era una idea muy positiva. Tenemos una Historia, tenemos que estar orgullosos de lo que hemos hecho bien, pero también ser críticos con lo que hemos hecho mal. Queremos mirar a la Historia con claridad, no desde un punto de vista ideológico. Hay muchas etapas que pueden hacerse sin ningún problema.

¿Alguna vez ha pensado una idea que después se ha quitado usted mismo de la cabeza?

Sí y no. Por parte de la cadena nunca ha habido ninguna recomendación pero sí soy consciente de la serie que estoy haciendo. Si hiciera Quijano, la ficción que tengo ideada sobre un Quijote ahora, trataría esos temas, pero El Ministerio del Tiempo es una serie de aventuras. Aún así procuraría no ser dogmático, aquí no hay buenos buenos ni malos malos, todos tienen razones para hacer lo que hacen. Ahora, si ves el capítulo de Felipe II creo que a nivel ideológico fue muy arriesgado. El concepto de grandeza que había en el pasado traído al presente, sin constitución… Fue arriesgado pero no hubo problemas, aunque eché de menos que alguien valorase ese “Black Mirror”, ese Chicho Ibáñez Serrador en el que se planteaba una distopía política.

-¿Aún hay que hablar de temas como la política de forma implícita?

-¿Por qué hay que hacer cosas explícitas? Es como el sexo, está muy bien practicarlo y tal pero la BBC tiene grandes tensiones sexuales físicas y la gente no está haciendo el amor en pantalla, excita más imaginar lo que ha pasado que que te lo enseñen. No soy partidario de ser explícito en las escenas de sexo y tampoco en esto. Yo soy admirador del cine social inglés: la película que mejor habla de la crisis económica es Full Monty, que es una comedia. La que descubre cómo sacar la cabeza en un ambiente hostil, Billy Elliot. Las ves pero no sufres, te cuentan cosas importantes que caen en tu cabeza y por la noche reaparecen. Si quisiera contar eso en pantalla entiendo que los espectadores dijeran que se van a otro canal. Nuestro deber es que esté todo implícito pero nada explícito.

-¿Cómo fue ese primer acercamiento a Netflix?

Gonzalo, el productor ejecutivo de Onza, lo sabe mejor. Se hablaba de flojas audiencias, de que la serie estaba en peligro... y hubiera quedado muy pedante por mi parte contarlo, pero había tres ofertas mejores que la actual económicamente por si TVE decía que no para que la serie siguiera existiendo. El Ministerio del Tiempo nunca ha tenido los días contados. Lo estará si sigue a este ritmo frenético de trabajo. En tres temporadas hemos hecho 34 películas de setenta minutos, y en una serie tan de autor, aunque tenga un equipo excelente, es imposible. Necesitas descansar, ver, leer, reciclarte... porque si no acabas repitiendo historias. Sin reflexión no puede haber una buena obra, y yo estoy llegando al final de temporada boqueando y no me puedo tomar un descanso porque no hay planificación. La ficción española debe plantearse, porque no puedes pagar un plató tres meses sin saber si vas a renovar. Tengo cambio de equipo porque la gente está agotada, llegan nuevas plataformas con las que no pueden competir y te quitan el equipo y eso es lo que quiero evitar. Y eso no lo evita un cambio de presupuesto de 580.000 euros por capítulo a 700.000, es otro concepto, tiempo y planificación. La ficción, para hacerla bien, hay que cuidarla, no puede convertirse en una fábrica de hacer longanizas.

La despedida de Julián es una escena de varios minutos sin Julián... ¿Barajaron que saliera?

Al final la cosa no fue posible, pero nadie ha tenido un homenaje tan grande de despedida y con una heroicidad como salvar la vida a Miguel Hernández. Se tiene que ver como un homenaje a alguien imprescindible. La carrera profesional de los hermanos Olivares y Rodolfo Sancho es indisociable, primero por la amistad con su padre y después porque le hemos escrito Fernando el Católico y Julián Martínez. Es difícil a veces ponerte en blanco y no repetirte. Por ejemplo, si hubiera una cuarta temporada probablemente no quedaría nadie de la patrulla, la cambiaría entera, porque qué más voy a contar. Ahora, puedo contar que encuentran a Julián perdido en una época, donde no recuerda nada y empiezo con él otra historia. Indispensable y fijo es Jaime Blanch. No porque no quiera que el resto vuelva sino porque no puedo repetir los códigos. Si descubrís por la novela quién es el personaje de Macarena García, veréis que hay algunos con edades distintas. No es solo cuestión de puertas, puedes ir a una época en la que el personaje sea más joven y estar tú también. Es imposible retener a actores tan buenos como los que tengo si no les das historias muy potentes, pero aún así me cuesta porque tienen ofertas muy buenas, no tan sacrificadas.

Pero el 90% de los actores españoles querría un cameo en El Ministerio del Tiempo.

Un cameo, pero no estar aquí a diario. Lo nuestro es un lujo. Si yo fuera actor no me quedaría hipotecado en una serie toda la vida. El Ministerio del Tiempo nació para esto, para tener todas las puertas abiertas, y que dentro de diez años pueda juntar en un capítulo a Pacino, Julián, etc… Aún así, yo estoy encantado porque es un milagro, la respuesta de un profesional es tu trabajo en la pantalla y creo que hemos respondido. Cuando llega a un punto dramático o doloroso la serie no se corta, ni se acaramela. Había un lema de Pablo que decía que esto era primero una serie de entretenimiento y aventuras. Después, que trataba el lado oscuro de los personajes, nadie es bueno y malo. Y tercero que los viajeros descubrirán personas maravillosas, a Lope, vedettes deslumbrantes… Pero cuando vuelvan estarán muertos. La pérdida y la muerte es básica en la serie, si no no tendría estos seguidores.

¿Aún hoy sigue pensando en lo que le diría su hermano Pablo sobre cada capítulo?

Sí, y me imagino más de una bronca que me habría echado, porque nosotros éramos muy exigentes el uno con el otro.

¿Viviremos para ver series de 50 minutos?

Con Chicho ya existían, éramos modernos. Yo quiero volver ahí con lo que hemos aprendido de la industria con gigantes como Globomedia, Diagonal o Bambú. Aquí cuando ha crecido la industria hemos perdido autoría.

Movistar+ está apostando por series de 50 minutos...

Su aparición en este sentido es vital, me gustaría que no hubiera tantos directores de cine haciendo series, pero claro, yo soy guionista, qué voy a decir.

¿Cómo desconecta o se desintoxica entre temporada y temporada?

No puedo, necesitaría cuatro o cinco meses en blanco para desconectar, me estoy planteando parar. Yo tengo una productora, Cliffhanger, que sale a dar la cara sin apoyo detrás para defender una serie con un diseño de producción distinto. Eso es un milagro. Solo tengo palabras de agradecimiento para López Puig. Sin Isabel, Víctor Ros y El Ministerio del Tiempo habría dejado esto, es el único que me ha pedido proyectos. No puedes desconectar porque estás con un equipo de gente, te has lanzado a una aventura y debes salvar la empresa. Series creadas por mí han ganado tres de los últimos cinco Ondas, pero eso no te sirve para que te den trabajo.

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