Dr. Muerte

La nueva serie de Starzplay nos muestra un médico real más perturbador que Hannibal Lecter

Joshua Jackson en 'Dr. Death' Starzplay
Rosa Belmonte

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Quizá la serie más perturbadora ahora mismo en pantalla sea ‘Dr. Death’. Claro que parto de la idea de que la película que más miedo me ha dado en los últimos años no es ‘Hereditary’ o una del demonio, sino ‘Siempre Alice’, esa del Alzheimer y Julianne Moore.

‘Dr. Death’, que el domingo pasado estrenó Starzplay (sólo hay un capítulo), es la historia de un médico más inquietante que el doctor Hannibal Lecter. Un médico seductor (aunque con la cara de Joshua Jackson eso sea complicado, y eso que está estupendo en el papel). Un médico cantamañanas y, sobre todo, criminal. Podemos hablar de mala praxis, pero eso sería demasiado suave.

Doctor Muerte es como se llamó a Chritopher Duntsch en 2010, un cirujano y traumatólogo de Montana que vemos ejercer en hospitales de Dallas. Ríete de Mengele. Bueno, no te rías, pero piensa que los pacientes de Duntsch son voluntarios (y pagan), no están en un campo de exterminio. Pacientes a los que causa lesiones irreversibles o la muerte. Todo esto se ve en el primer capítulo, y al principio, así que no es demasiado destripamiento. Aparte de que es una historia real y de que está basada en un ‘podcast’. Paréntesis, qué cantidad de ‘podcast’ de crímenes y de misterio (otra serie que merece la pena destacar es ‘Sólo asesinatos en el edificio’, en Disney +, esta una comedia a lo ‘Misterioso asesinato en Manhattan’).

Sigo. ‘Dr. Death’ está desarrollada para la televisión por Patrick McManus (‘Homecoming’). Una miniserie de ocho capítulos donde se cuentan los disparates de este hombre en los quirófanos y la investigación que se llevó a cabo. También la resistencia del sistema médico a admitir o exponer los fallos. Otros actores son Alec Baldwin, Christian Slater o Grace Gummer, una de las hijas de Meryl Streep (estaba embarazada de ella cuando rodaba ‘Se acabó el pastel’).

Pese a los saltos temporales (la ficción empieza por el final) y la complejidad de la estructura es una narración muy fácil de seguir. Tan fácil que resulta adictiva. Lo que hace este tiparraco es tan increíble que no sabes si es un botarate incompetente o un psicópata.

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