«Kalifat», el drama de las mujeres «idiotas» que se unen a la yihad

Quizá los primeros capítulos son más lentos, pero a partir del cuarto y hasta el ocho es un no parar

Rosa Belmonte

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Como tenemos otras preocupaciones, no andamos ahora muy preocupados por la gentuza de Daesh. Por los terroristas islámicos. Hasta nos ha hado por ver judíos ortodoxos (he añadido a series y documentales también la película «Disobedience» (Netflix), con Rachel Weisz y Rachel McAdams; esta obsesión tiene que acabar). Por suerte, la ficción nos mantiene al tanto de chifladuras y maldades islámicas. «Eso no es el islam» se dice mucho en «Kalifat» (Netflix) señalando a fanáticos terroristas.

Aunque ahora estemos un poco al margen de ese mundo y ese mundo se haya deshinchado un poco, sabemos que en Raqa y en otras bonitas ciudades hay niñas y mujeres idiotas que se fueron de Europa voluntariamente en un peligroso viaje de ida . Pretendían tener un papel activo en la yihad, pero este consiste en casarse, tener hijos y perpetuar la especie islamista (aunque haya mujeres que se hayan inmolado, lo que parece más atractivo que estar con uno de esos mariditos fanáticos). Esta es la parte que más me impresiona de «Kalifat». La otra parte, la más parecida a «Homeland» , me da más igual. La heroína no es la policía sueca a lo Carrie Mathison sino Pervin, su chica en Raqa. La que de verdad se expone, la que se sacrifica (te ves gritándole a la tele «¡No lo hagas, idiota! ¡No seas tan buena!»).

Quizá los primeros capítulos son más lentos (o hay demasiada información), pero a partir del cuarto y hasta el ocho es un no parar. Un thriller dramático sueco. Entretenido pero no divertido. La creación y el guión son de Wilhelm Behrman y Niklas Rockström. Todos los capítulos los dirige el bosnio Goran Kapetanovic.

A las chicas que se van tan contentas al califato, la bruja amable que las acompaña les enseña unas habitaciones estupendas donde van a estar. Ellas las miran como los terroristas piensan en el paraíso con sus vírgenes. La captación de jóvenes occidentales (aunque de origen árabe) en busca de no se sabe qué es lo mejor de la serie. Y te hace ser muy mala y desear que se queden allí con sus maridos, sus violaciones, sus casas feas, su nicab y su esclavitud. Por idiotas.

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