Rompiendo las olas

En una comunidad calvinista del norte de Escocia, profundamente religiosa, cerrada y reprimida, Bess, una cándida muchacha, se enamora de un danés que trabaja en una petrolífera. Su amor es correspondido, pero los problemas llegan cuando él debe volver a su trabajo. Tras un accidente sufrido en la petrolífera, Jan regresa con el cuello roto y en consecuencia, tetraplégico.

Un filme que obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes, escrito y dirigido por el danés Lars Von Trier (“Bailando en la oscuridad”), probablemente uno de los directores escandinavos más ambiciosos y peculiares, desde el punto de vista visual, desde los tiempos de Carl Theodor Dreyer.

Von Trier es, junto a otros directores nórdicos (Kragh-Jacobsen, Vinterberg), el inventor de la escuela Dogma 95, una auténtica declaración de principios en la que se intenta volver a la esencia del cine, eliminando elementos como el montaje, el vestuario y maquillaje y reivindicando el realismo casi documental de las imágenes. “Rompiendo las olas” es el primer filme de una trilogía centrada en la figura femenina (le sigue “Bailando la oscuridad”). Impresionante, también, la actriz Emily Watson en el que fue su debut.