El hombre de arena

A finales de los 60, el Hospital Psiquiátrico de Extremadura, que alberga a enfermos y vagabundos sin distinción, está dirigido por un hombre más preocupado por satisfacer a las autoridades franquistas que a sus pacientes. El ingreso de Mateo, un indomable idealista más cercano a la genialidad que a la locura, supone un cambio completo en la rutina del centro y en la vida de Lola, una joven y guapísima reclusa maltratada desde niña.

La extinta Ley de Vagos y Maleantes permitía encarcelar a prostitutas, enfermos mentales, vagabundos, homosexuales y cualquiera que la policía considerase una amenaza social. José Manuel González, un profesional más ligado a la televisión que al celuloide tomó dicha ley como punto de partida para su ópera prima, un poético drama que homenajea a los olvidados por la historia. Encabeza el reparto otro habitual de la pequeña pantalla, Hugo Silva ("Los hombres de Paco") -en su primer papel protagonista en el cine, que le valió el premio Fotogramas de Plata-, y María Valverde ("La flaqueza del bolchevique").

A pesar del enorme reclamo comercial de Silva y Valverde, la película pasó prácticamente sin pena ni gloria por las carteleras españolas.