Azafatas con permiso

Celia y María son dos muchachas que viven como pueden, especialmente del robo de carteras. En una ocasión quitan la cartera a Pepe el Viudo, que es de su misma profesión. Este las sigue con gran susto de las muchachas y al final las propone un negocio. El tiene unos ahorros y pueden montar el negocio en gran escala trabajando en los grandes hoteles. Ellas aceptan y, después de equiparse bien marchan a un hotel de Málaga dispuestas a comenzar su trabajo.

Una comedia sin demasiadas pretensiones y muy poca calidad, dirigida por un oscuro cineasta de origen argentino. A señalar la intervención del italiano Adriano Rimoldi, entonces afincado en el cine español.