Sergio Pablos, el soñador que se ha convertido en el Walt Disney español

La primera película de animación de Netflix solo necesita un último sprint para alzarse con la estatuilla

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Sergio Pablos dirige un filme que solo vieron 318 personas en el cine NETFLIX

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«Un verdadero acto de generosidad siempre provoca otro, incluso en el lugar más frío y remoto». Sergio Pablos ha conseguido que una lección de bondad llegue hasta la noche más importante del cine: «Klaus» lucha por hacerse con la estatuilla a mejor película de animación. Solo 318 personas acudieron a una sala de cine para ver la película, lo que supuso una taquilla de 1.873 euros, según datos del Ministerio de Cultura. Pero eso no le ha impedido alzarse como favorita por delante de clásicos como «Toy Story 4» o el cierre de la saga de «Cómo entrenar a tu dragón». Y eso que en los Goya se olvidaron de ella.

La historia de Sergio Pablos (Madrid, 1970) está marcada por una pasión. Con solo cinco años, en un cine de verano, demostró que prefería empaparse antes que perderse una sola escena de la película que estaban proyectando, «El libro de la selva». Le encantaba dibujar, y fue cuando sus padres le revelaron que las películas de animación se hacen con dibujos cuando descubrió en qué se quería convertir. « Cuando sea mayor voy a ser como Walt Disney », decía de pequeño. Esa frase la repitió tantas veces que sus padres se decidieron a ayudarle a conseguir su sueño, uno que implicaba salir de España.

«Cuando sea mayor voy a ser como Walt Disney»

Sergio Pablos

animador y guionista

Estudió en el Instituto de las Artes de California. Trabajó duro hasta que se coló en los estudios Disney. Alli diseñó personajes de «El jorobado de Notre Dame», «Hércules» (Hades) o «Tarzán». Tiempo después creó la historia de la rentabilísima franquicia «Gru, mi villano favorito» , cuya primera película se estrenó en 2010. Justo ese mismo año, redactó una lista. Quería explorar el origen de un personaje del imaginario popular, al estilo «Batman Begins». Así, anotó varios nombres literarios e históricos, desde Drácula hasta Napoleón. Entre ellos también estaba el del barbudo más generoso del mundo. «Pensé que mejor lo dejaba, porque la historia que se me ocurría para él era muy sensiblera», confiesa Sergio Pablos en unas notas de producción. «El caso es que la idea no se me iba de la cabeza. Parecía que había algo ahí».

Quería mostrar a un Klaus altruista, un catalizador del bien. Por eso, Pablos decidió emparejarlo con una persona «que necesita aprender una lección». Ese es Jesper, un cartero de segunda generación bastante vago, que acaba en Smeerensburg con el encargo de repartir 6.000 cartas en un año . Y eso solo es el comienzo de sus dificultades. Lejos de sus cómodas sábanas de seda y del mayordomo personal, este joven hace las veces de «suplente» del espectador. Que acabará consternado al ser testigo de las hostilidades que le aguardan en Smeerensburg, una gélida isla más allá del Círculo Polar Ártico , donde sus conflictivos habitantes apenas intercambian palabras y, mucho menos, cartas.

Al principio solo se codea con Klaus por interés. El cartero ha convencido a los niños del pueblo de que si le envían una carta conseguirán un juguete a cambio, uno de los que esconde en su almacén. «Crea sin querer la leyenda de Papá Noel», explica Pablos. «Él no es consciente de que está transformando el pueblo. Al final, ese mismo poder le transforma en alguien capaz de entender que es mejor dar que recibir. Fue esa ironía la que me atrajo y acabó por convencerme de hacer una película».

Jesper, un cartero de segunda generación bastante vago NETFLIX

De 30 a 250 profesionales

Desarrollar «Klaus», una película que esconde un sinfín de guiños a otros grandes de la animación como Tim Burton, no fue un trabajo fácil. En SPA Studios habían coordinado equipos de 20 a 40 artistas, pero se pusieron manos a la obra rápidamente para elevar ese número a 250 profesionales , procedentes de 23 naciones y con 15 lenguas maternas distintas. «Era como la ONU de la animación», apunta la productora de Klaus Jinko Gotoh («Buscando a Nemo», «El principito»). Unos 150 de ellos se trasladaron a España para dar vida a la peculiar visión de Pablos. «Cuando entrevistábamos a animadores, se emocionaban muchísimo: '¡Madre mía! ¿Vamos a poder dibujar? ¿En serio?'», explica Marisa Román, productora ejecutiva de The SPA Studios, en las citadas notas. Los artistas de los diversos departamentos dibujaron en tabletas digitales, creando todos y cada uno de los fotogramas. Pero no solo dibujaron a mano los personajes, sino también los 3.160 fondos.

Último sprint

«Klaus» se quedó con el título de primera película de animación de Netflix. Llegó solo dos semanas antes que su rival para el Oscar «¿Dónde está mi cuerpo?». «¿Qué me dice de sus rivales para la estatuilla?», le preguntaba el redactor de este periódico, Miguel Ángel Barroso . «Que son muy fuertes. No hay ninguno del que pueda decir «pues somos mejores». Todos aportan algo interesante, desde un 'Toy Story 4' que es para quitarse el sombrero, ya que todavía son capaces de emocionarnos, hasta una película de animación para adultos, '¿Dónde está mi cuerpo?', que me encanta. Hay animación en stop motion ('Mr. Link, el origen perdido'), digital... No hay vergüenza en perder con ninguno de ellos», respondía.

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