Steven Spielberg: el rey Midas de Hollywood pierde su magia

El director ha mantenido un idilio con el público durante casi cinco décadas; ahora, sus últimas películas han pasado por las salas entre la indiferencia de la taquilla

Steven Spielberg, director de cine EFE
Fernando Muñoz

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«Hago las películas que me gustaría ver. [...] Y si hay un público al que le interesa, me siento muy feliz». La frase, firmada hace décadas por Steven Spielberg , era un puñetazo directo al mentón de los críticos, que lo acusaban de ser demasiado comercial, de dar al público lo que quería y emocionar hasta la lágrima a los millones de espectadores que iban a las salas a ver su cine. Como si fuera fácil. El cineasta logró conectar como nadie con la audiencia al producir y dirigir títulos que traspasaron la pantalla para convertirse en iconos de la cultura popular. Pero en los últimos años, la magia del que fuera considerado rey Midas de Hollywood parece haberse agotado.

'Los Fabelman', su último y semi-biográfico trabajo, ha recaudado unos raquíticos 17 millones de dólares en EE.UU., y en el acumulado apenas se ha colado entre los 20 títulos más vistos desde su estreno. En España, en su primer fin de semana no superó el cuarto puesto (algo inaudito en su carrera) y solo tuvo 62.000 espectadores. Y eso que tuvo críticas espectaculares, como la de Oti R. Marchante , que en estas páginas destacó la «maravilla» que construía el director, del que celebraba que estuviera en plena forma.

Salir del bache

Este bache no ha sido puntual. El más popular de los barbudos del Nuevo Hollywood que en los 70 sembraron lo que hoy todavía es el 'estándar' de la industria se ha ido alejado progresivamente de los éxitos masivos. Nada lo explica mejor que su anterior película, 'West Side Story' , una nueva versión casi calcada del clásico que Robert Wise dirigió en 1961. Tenía todo para triunfar: grandísimas críticas, una historia conocida, Spielberg a los mandos, una campaña de promoción masiva... pero se estrelló. Fue, y el entrecomillado es literal, uno de los «petardazos» en la taquilla de 2021 para la prensa especializada. Recaudó 76 millones en todo el mundo, lejos de los 100 que costó (sin contar otro buen puñado de millones en producción).

Es la constatación de una tendencia que comenzó en 2015 con 'Mi amigo el gigante', que apenas logró recuperar lo invertido y que en los despachos de Hollywood se consideró un fracaso. Después reunió a dos verdaderas estrellas, de esas que venden entradas por sí solas - Meryl Streep y Tom Hanks - en 'Los archivos del Pentágono' (2018), pero se quedó como la 39ª película más vista del año. Esa misma temporada tuvo una baza mayor, 'Ready Player One', que pese a que acumuló en todo el mundo 585 millones de dólares (su presupuesto era de 175) no se catalogó como un éxito, porque el estudio hizo una apuesta a lo grande, buscando ser un 'blockbuster', y hasta 22 películas vendieron más entradas, incluyendo bochornos como 'Megalodón'.

Salvar los cines

El mundo -del cine- ha cambiado. Aunque no tanto: «Le has salvado el culo a Hollywood y, en serio, [tu película] podría haber salvado toda la industria cinematográfica». Un móvil captó a Spielberg agradeciendo a Tom Cruise haber hecho lo que, en realidad, él había hecho tantas veces con sus franquicias y sus producciones: engrasar la maquinaria de Hollywood. Y aunque Spielberg ya no sea ese joven barbudo que supo entender como pocos que la contracultura que conectaba con los jóvenes de los setenta debía ser asimilada por la industria audiovisual, sabe que en su madurez tiene muchas cosas que decir. Porque la taquilla de esta temporada le ha dado motivos para la confianza, sobre todo de mano de 'Elvis'. «Mucha gente mayor fue a ver esa película, y eso me dio esperanzas de que la gente estaba empezando a volver al cine», declaró en 'The New York Times' durante la promoción de 'Los Fabelman'. «Creo que el cine va a volver».

Y cuando «vuelva», ahí estará él. Porque en todos estos años, lo que no le ha faltado a Spielberg han sido las nominaciones y las buenas críticas, provocando así un curioso movimiento pendular respecto a sus primeros años. «Aunque me acusen de ser comercial, tomo las decisiones sobre mis películas con la misma independencia que Jean-Luc Godard o François Truffaut . Siempre he sido muy egoísta en eso. Yo las hago como veo el mundo, no a través de los ojos de la audiencia», terminaba la cita que abría este reportaje.

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