El racismo en «Lo que el viento se llevó»

Desde sus primeras proyecciones se escucharon protestas contra la situación de los esclavos en el filme

Vivien Leigh (Escarlata O'Hara) y Hattie McDaniel en «Lo que el viento se llevó» (

La fotografía es la siguiente: una concentración de afroamericanos en Washington y en primer plano, una joven negra con un cartel que reza con ironía: «Deberías ser amable también bajo el látigo». Pese a que la rodean cientos de manifestantes y se intuye la Policía al fondo, la imagen no es de las marchas de repulsa por el asesinato de George Floyd de esta semana. La foto se tomó el 9 de marzo de 1940, frente al Lincoln Theater de la capital, donde se apostaron docenas de piquetes (todos negros) pidiendo a los espectadores que no vieran «Lo que el viento se llevó».

La polémica en torno al racismo de una de las películas capitales del séptimo arte es recurrente. Hoy ha resurgido cuando se ha conocido que HBO la retira temporalmente de su catálogo por «perpetuar estereotipos raciales». Antes lo hizo cuando Donald Trump dijo tras la victoria de «Parásitos» en los Oscar: «Traigamos de vuelta "Lo que el viento se llevó", por favor ». Y hace tres años ya estuvo en el foco cuando un cine de Memphis la quitó de su programación anual porque las reseñas en internet habían hundido la reputación de la sala y obligado a sus dueños a censurarse tras la tragedia de Charlottesville. Y así, retrospectivamente, hasta el día de su estreno: siempre le ha acompañado una sombra acusatoria que ni la campaña publicitaria más impresionante de la época logró tapar.

Pero nada ha podido con la producción de Selznick de 1939. «Lo que el viento se llevó» es para los críticos y cineastas una de las grandes películas de todos los tiempos y, además, es la película más taquillera de la historia. En los años posteriores a su estreno, 60 millones de americanos pasaron por taquilla para verla (prácticamente la mitad del país) y hoy, ajustada la inflación, es la que más ha recaudado en EE.UU., por delante de cualquier «blockbuster» de cualquier época.

Digan lo que digan, hoy se puede ver «Lo que el viento se llevó» (sigue gratis en Archive.org, por cierto) sin necesidad de escrutarla con los ojos de otra época, como sí le ha pasado a otros clásicos. Resiste su historia, resiste el guion, resisten los decorados alejados del cartón piedra, resisten las interpretaciones de Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland... ¿Qué no resiste entonces? ¿El racismo de los protagonistas? No podría ser de otra manera: una familia «con posibles» en el Sur de EE.UU. en los albores de la Guerra de Secesión era, lo dice la historia, mayoritariamente tal y como retrata la novela de Margaret Mitchell en la que se basa el filme.

Se le acusa entonces de que los esclavos sirvientes no se rebelan contra el sistema y viven «acomodados» en ese escalafón «sonriendo bajo el látigo». También de que los negros liberados son representados casi siempre como personajes negativos. Y de que glorifican los días pasados de los Confederados. Pero criticar décadas después de su estreno la idea del autor con sus personajes, con su desarrollo, o por qué les hace coger un camino y no otro, sería una censura tan absurda como vacía de contenido. La opinión pública convertida en el censor soviético que tiraba películas porque los protagonistas no mostraban conciencia de clase.

Siguiendo la lógica revisionista, ¿cabría la posibilidad de que el Hollywood actual preparase un «remake» de lo que «El viento se llevó» en el que Mammy se rebela contra el sistema, consigue armas y lucha contra esclavizadores del sur? ¿O que las familias ricas sureñas tomasen de pronto «conciencia» y se alinearan en secreto con la Unión para destruir a los Confederados desde dentro?

Racismo real

Fuera de la ficción, y por lo que hoy no se protesta, se vivió la verdadera tragedia. Hattie McDaniel , la entregada sirvienta de Scarlett O'Hara en el filme, ganó el Oscar ese año, pero ni durante el estreno de «Lo que el viento se llevó» ni durante la ceremonia de entrega pudo sentarse con sus compañeros de equipo por las normas segregacionistas . ¿Cabría anular todas las ceremonias de los Oscar celebradas hasta que se tumbaron todas las leyes raciales en Estados Unidos? La realidad de la Historia y la situación de los esclavos hasta la victoria de la Unión, entre tantas cosas, es la enseñanza que se ha hurtado a las nuevas generaciones por la censura de lo correcto.

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