«Las Meninas», un enigma de película

«El cuadro», que ayer se estrenó en la Seminci, analiza los secretos de la obra de Velázquez a través de voces expertas

El director Andrés Sanz prepara una de las animaciones que complementan las voces expertas de «El cuadro»
Fernando Muñoz

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El misterio de la cara oculta de la Luna lo resolvieron los satélites, pero el enigma que oculta Velázquez en « Las Meninas » permanecerá para siempre congelado en un lienzo de 318 por 276 centímetros. Las teorías sobre la obra maestra que pintó el sevillano en la Corte de Felipe IV son tantas y tan extensas como las de «La Gioconda», de Leonardo da Vinci. Sin embargo, la Infanta Margarita y sus acompañantes han visto cómo de la Mona Lisa se han hecho hasta películas de su sonrisa, mientras el cine se olvidaba de ellos.

Ahora, el director Andrés Sanz quiere equilibrar la balanza con «El cuadro», un documental con aroma de «thriller» donde reconstruye los pasos de Velázquez desde la concepción de la obra hasta la última pincelada. Y, sobre todo, donde trata de desentrañar los recovecos de una pintura inabarcable. Una epopeya para la que se rodea de los estudiosos que más tiempo han pasado a solas con «Las Meninas»: desde el hispanista Jonathan Brown ; los conservadores y exconservadores del Prado Manuela Mena, Javier Portús y Matías Díaz Padrón ; los expertos del Metropolitan Museum de Nueva York Keith Christiansen y Michael Gallagher , al pintor Antonio López .

«El cuadro» arranca casi como una película de esas en las que el FBI une todas las pistas con un hilo rojo sobre un gran corcho en la pared. Aquí, el «asesino» sería Velázquez, que ha dejado todas las pistas dentro de la «víctima», su obra, y es el público el encargado de resolver el misterio a través de los testimonios de los investigadores que, «encerrados» en una sala de interrogatorio revelan su relación con la obra. Una forma de hacer amena una aproximación analítica, como cuando el director apuesta por incluir pasajes de animación en « stop-motion » para explicar detalles sobre la habitación del Alcázar donde Velázquez pintó su obra capital.

En busca del asesino

Llegados a este punto, los profanos se preguntarán cuál es el misterio. Un rato frente al cuadro, promete en la película Jonathan Brown, y se vendrán todos de golpe. Desde la composición imposible a la incógnita sobre quién es el verdadero protagonista, desde entender por qué Velázquez se pone al lado de la Infanta a por qué pinta al matrimonio real en el espejo. De ser, siquiera, un espejo. Porque cada puerta abre una duda. Hablando de puertas, ¿qué insinúa el aposentador José Nieto Velázquez detrás de la del fondo? Por no hablar de las interpretaciones políticas y hasta metafísicas al situar al espectador en el sitio del Rey. Un Monarca, Felipe IV, que durante años observó el cuadro en sus aposentos, en la intimidad de su habitación, en una imagen que deja el enésimo juego de espejos de «Las Meninas» con el Rey en un permanente posar frente al pintor.

«“Las Meninas” no se acaban. No se acaba de descifrar el enigma ni el placer de mirarlo. Es inagotable. Es como los placeres fisiológicos, vuelves a ellos...», resume Antonio López, para quien Velázquez solo tiene un secreto: «Lo bien que pinta. Cuando lo restauraron lo vi sin marco sobre el suelo y me impresionó cómo lo había contado, cómo estaba pintado, corregido... Ves todos los pasos, los días de trabajo. Porque hay mucho trabajo incluso en lo que parece que es ligero. Todo está ajustado como una maquinaria maravillosa », explica con la pasión habitual el artista.

Debate inagotable

El espectador asiste, ya con la libreta en la mano, a un debate inagotable entre los expertos que buscan retorcer cada trazo del lienzo para explicar significados ocultos con otros que prefieren el deleite de admirar la superficie. «El historiador del arte es como Hércules Poirot descubriendo enigmas a través de claves escondidas. Un laberinto donde lo enigmático se refuerza y palpita con más intensidad», asegura Fernando Marías, que encuentra pronto respuesta en su compañera historiadora del arte Svetlana Alpers: «Un cuadro no es una película. La gente ve muchos misterios pero creo que no saben mirar. Todo Velázquez es complicado, pero no misterioso ». Así, el observador podrá elegir quedarse asombrado con la explicación de las cajas, o de que el verdadero punto de fuga está en el codo del aposentador y no en el espejo, o de que el tamaño del lienzo dentro del cuadro era imposible para el hipotético retrato del matrimonio real... o simplemente con el placer de observar.

«El gran secreto del cuadro no está en el misterio de cómo hizo la composición ni en los juegos que hay detrás, sino en cómo lo ha pintado. Ese es el secreto, y está delante de nosotros», asegura Andrés Sanz. Decía Dalí que la primera cosa que salvaría del Museo del Prado sería el aire contenido en «Las Meninas» . Una atmósfera en la que este documental demuestra que cabe todo el universo de la pintura.

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