Kaouther Ben Hania: «El protagonista de 'El hombre que vendió su piel' podría haber sido ucraniano»

La cinta tunecina compitió por el premio a la mejor película internacional en la penúltima edición de los Oscar

Javier Navío

En 2008, el artista belga Wim Delvoye tatuó la espalda de Tim Steiner , un ciudadano suizo. Steiner se convirtió entonces en una obra de arte ambulante y su tatuaje fue vendido por 160.000 dólares a un coleccionista que podrá exponer su piel una vez que este fallezca. La directora Kaouther Ben Hania quedó fascinada con esta historia y la usó como inspiración para lo que acabaría convirtiéndose en su segundo largometraje: 'El hombre que vendió su piel' .

La realizadora tunecina incorpora en su película un mensaje político al situar como protagonista a un refugiado sirio: Sam Ali ( Yahya Mahayni ). Perseguido por la justicia, Sam se ve obligado a abandonar su país, separándose así de la mujer a la que ama ( Dea Leani ). Sin embargo, durante su estancia en Líbano conocerá a un hombre que cambiará su vida: el reputado artista   Jeffrey Godefroi ( Koen De Bouw ). Para poder viajar libremente por Europa y reencontrarse con su amada en Bruselas, Sam aceptará la singular propuesta de Godefroi: tatuarse un visado Schengen en su espalda y convertirse en una pieza de museo.

ABC habló con Kaouther Ben Hania, directora de 'El hombre que vendió su piel', con motivo del estreno en España de esta película que ha hecho historia al convertirse en el primer film tunecino nominado al Oscar.

- ¿Cómo descubriste la obra de Will Delvoye?

- La descubrí en 2012. Había una retrospectiva de Delvoye en el Louvre y este trabajo de un hombre tatuado estaba expuesto en los apartamentos de Napoleón. Esa imagen se convirtió en una obsesión para mí y, unos años más tarde, decidí que tenía que escribir una película.

- ¿De qué manera estuvo involucrado Delvoye en el proyecto?

- Me puse en contacto con él para pedirle su autorización para inspirarme en su trabajo. Al principio no se fiaba de mí porque no sabía lo que quería contar pero me acabó diciendo que podía hacer lo que quisiera, así que escribí la historia. Cuando hice el casting y elegí a Koen De Bouw para interpretar al artista, Delvoye comprendió que la película iba en serio porque DeBouw es una gran estrella en Bélgica. En ese momento le propuse hacer una cameo en la película y al final acabó haciendo una pequeña aparición interpretando a un agente de seguros.

- ¿Por qué decides situar como protagonista a un refugiado sirio?

- Porque me suelo inspirar en lo que me rodea y, en la época en la que empecé a escribir el guion, estaba en contacto con muchos refugiados sirios. Me pareció muy atractiva la idea de hacer que un refugiado sirio entrara en un mundo tan elitistas como es el del arte contemporáneo. Era algo que me apetecía ver en pantalla.

- Ahora todo el mundo está muy sensibilizado con la guerra de Ucrania pero tu película nos recuerda que hay otros conflictos armados en el mundo a los que tal vez no hemos prestado tanta atención desde Occidente...

- Hablamos de Ucrania porque es lo más actual. Los sirios fueron la actualidad hace unos años. El personaje principal de mi película podría, perfectamente, ser ucraniano. Las zonas de guerra cambian pero los esquemas suelen ser bastante parecidos.

- ¿Qué es lo que mueve al protagonista a aceptar la proposición del artista: la libertad o el amor?

- Las dos a la vez. En primera secuencia de la película nos damos cuenta de que no se puede amar en un universo en el que no hay libertad. En cuanto el personaje habla de evolución, le meten en la cárcel. El amor y la libertad son conceptos vinculados. Son un motor para él.

- Los dos protagonistas son debutantes pero en el reparto también encontramos a una estrella del cine europeo como Monica Bellucci...

- Sí. Tanto para Yahya Mahayni como para Dea Leani , esta es su primera película. Él había hecho varios cortometrajes y ella es una actriz de teatro. No conocía a ninguno de los dos antes del casting. En cuanto a Monica Bellucci ... en realidad fue muy fácil porque ella ya había visto mi película anterior. Así que le mandé el guion, lo leyó y aceptó. Sin más.

- En la película es muy frecuente que veamos planos desenfocados y deformados. ¿Por qué decidiste hacer este tratamiento tan original de la imagen?

- Hay muchas opciones estéticas en esta película. Tenía la oportunidad de colocar al personaje en un cuadro, detrás de una puerta, detrás de un espejo, de una ventana… De esta manera quería recordar su encierro pero también tratarle como una obra de arte. Es alguien que se ve a sí mismo dentro de un espejo, porque no es dueño de su destino. Pero, cuando toma las riendas de su vida, todo cambia.

- Esta película se muestra crítica con el mercado del arte contemporáneo. ¿Cuál es tu opinión sobre el criptoarte y los NFT?

- El criptoarte también forma parte de ese mercado. De la misma manera que el cine se ha abierto a las plataformas, es normal que el arte también dialogue con internet. Puede que se trate de algo bueno porque tal vez elimine a los intermediarios y a las casas de subastas que ganan mucho dinero sin producir arte ni hacer nada. Es lo que hace internet: eliminar a los intermediarios. Pero eso no influye en el arte, influye en el mercado.

- ¿Cómo recibiste la noticia de la nominación al Oscar y cómo fue la experiencia de asistir a una ceremonia tan singular como la celebrada el año pasado?

- Estar en la lista de 15 finalistas de la categoría ya fue una sorpresa así que llegar hasta la nominación fue completamente inesperado. No me lo esperaba para nada. Los Oscar del año pasado fueron bastantes excepcionales por el Covid. No hubo muchas fiestas para promocionar las películas así que todas las candidatas estaban en igualdad de condiciones. Eso nos benefició porque no teníamos un gran presupuesto para la campaña. Los votantes la descubrieron gracias al boca a boca. Recuerdo que en Variety escribieron que les sorprendió mucho que una película de Túnez fuera nominada.

- El cine tunecino no tiene una gran tradición pero el panorama ha cambiado mucho en la última década gracias a la revolución social...

- En realidad, Túnez sí tiene tradición cinematográfica. Los hermanos Lumière proyectaron sus obras en Túnez. Lo que sucede es que el cine de mi país no empezó a existir en los festivales internacionales hasta los 70 y 80. Como es un país pobre, nunca ha habido muchas películas y, por culpa de la dictadura, tampoco es que hubiera muchas interesantes. Pero, gracias a la revolución y al fin de la censura, los artistas y los realizadores hemos podido hablar de otros temas de manera más frontal y expresarnos más libremente.

- ¿Cuál será tu próximo proyecto?

- Estoy terminando un documental, que está en fase de montaje, y también estoy buscando financiación para un proyecto de largometraje de ficción. Entre largo y largo, siempre intento hacer un documental o un corto. El año pasado hice dos cortometrajes: uno para Miu Miu ( 'I and the Stupid Boy' ) y otro para la antología 'El amor, la vida y un montón de cosas más' , de Netflix .

'El hombre que vendió su piel' llega a los cines españoles el 8 de abril.

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