La horrible experiencia de Rita Moreno en 'West Side Story': «Era como barro»
A la actriz puertorriqueña, a punto de cumplir noventa años, le oscurecieron la piel para interpretar a la inmigrante Anita en el musical: «Era tan espeso y tan oscuro el maquillaje que tapaba nuestro color»
Rita Moreno (Humacao, Puerto Rico, 1931), tras ganar el Oscar por su Anita en ' West Side Story' (1961), estuvo siete años sin rodar una película. Se agarró al teatro y a la televisión. Estuvo «ocupada», como ella misma recuerda en el programa de radio 'Fresh air' . Este año estrena dos documentales. Uno junto a compañeras de la profesión como Allison Janney, Jane Fonda y Lily Tomlin, 'Still Working 9 to 5' (Todavía trabajando de nueve a cinco). El otro, 'Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It' (Solo una chica que decidió ir a por ello), sobre su vida y obra, desde sus humildes comienzos en su país de origen hasta el éxito en Broadway y Hollywood.
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Sin embargo, tras participar en el célebre musical protagonizado por Natalie Wood (María) y Richard Beymer (Tony), a la actriz solo le ofrecían películas menores; muchas con papeles de ama de casa puertorriqueña que sirve el café: «Pero los rechacé. Ahora que tengo esos maravillosos premios no aceptaré ese tipo de roles». Moreno tiene muy claro, sesenta años después, el porqué: ser latina. «Pensé que finalmente tenía una carrera y entonces, otra vez, me decepcioné. Me rompió el corazón», cuenta.
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Rita Moreno (I)
Su Anita, una inmigrante puertorriqueña y confidente de la protagonista en 'West Side Story' , sigue siendo para Rita Moreno (89) el único papel que ella recuerda donde representó a los hispanos de manera digna y positiva. ¿Referentes? Ninguno. Y menos para jóvenes puertorriqueñas como ella. «Rompió muchos techos para jóvenes actores de origen hispano», recuerda. Ella, que empezó a bailar con seis años tras la recomendación de una amiga de su madre («Creo que Rosita tiene un don»), admiraba a otra actriz de su quinta: Elizabeth Taylor . Como Liz fue vestida, con apenas 17 años, cuando se reunió con el productor de Hollywood Louis B. Mayer en el hotel neoyorquino Waldorf-Astoria.
Pero Rosita Moreno, una vez llegó a Nueva York adonde se había ido a trabajar su divorciada madre, solo conseguía papeles de nativas, isleñas del Pacífico e incluso egipcias. «Eran todos muy específicos y buscaban un acento que yo ni siquiera tenía, así que me lo inventé pensando que mejoraría esos roles. Todos sonaban puertorriqueños, en verdad. Era el único acento que sabía hacer», rememora. Pero a Rita Moreno nadie le preguntó por qué hacía eso... porque a nadie le importaba: «Es extraño cuando echo la vista atrás».
A la actriz, que trabajó para HBO en el drama carcelario 'Oz' (1997), donde hacía de una monja enamorada de un preso, y para Netflix en la comedia familiar 'Día a día' (2017), le han oscurecido la piel «constantemente», aunque su primera vez para la Metro Goldwyn Mayer fue como una joven blanca de Nueva Orleans en la película 'Las redes del amor'. Sin embargo, a medida que cumplió años y empezó a tener una carrera, le oscurerían cada vez más su piel. Su peor experiencia fue precisamente con 'West Side Story' : «Eso era como barro». Todavía recuerda algunas escenas con George Chakiris, su novio en pantalla y todavía un buen amigo: «A él parecía que le habían cogido por el pescuezo y le habían metido en un cubo de barro. Era tan espeso y tan oscuro [el maquillaje] que tapaba nuestro color de piel».
En pocas ocasiones durante sus casi noventa años (los cumplirá el próximo 11 de diciembre), Rita Moreno se ha quedado sin palabras. Una vez fue cuando se encontró con su exrepresentante, que le reconoció décadas después de violarla que su objetivo era dejarla embarazada. Otra fue en 'West Side Story' : «Le dije a un maquillador que ese no era mi color y él, mientras me maquillaba, me preguntó si yo era racista. No supe qué decirle».
