«El bueno, el feo y el malo»

Desenterrando el cementerio de Sad Hill: Éxtasis mesiánico en Burgos

El director Guillermo de Oliveira estrenó en 2018 el documental «Desenterrando Sad Hill», y recuerda en este texto la emoción de perseguir a Clint Eastwood

Clint Eastwood cumple 90 años

Clint Eastwood en «El bueno, el feo y el malo»

Guillermo de Oliveira

Delgada es la frontera que separa la perseverancia del acoso y creo que en 2016 tal vez la cruzáramos un par de veces. Cerca de un año estuvimos intercambiando llamadas y correos con Warner y Malpaso para conseguir una entrevista con Clint Eastwood. Él estaba en pleno rodaje de «Sully» y semana tras semana nos daban largas.

Unos meses antes, el ficticio Cementerio de Sad Hill en Burgos, escenario del duelo final en «El bueno, el feo y el malo», había comenzado sus trabajos de reconstrucción de la mano de fans y voluntarios. Nuestro documental recogía todo ese proceso y la entrevista era fundamental pero Eastwood no ha regresado a España ni una sola vez desde que terminó aquel rodaje en 1966. Gobiernos regionales, instituciones públicas, festivales de cine o producciones cinematográficas como las «800 balas» de Álex de la Iglesia, lo han intentado todo para traerle de vuelta.

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Desenterrando Sad Hill

Desenterrando Sad Hill

Y es que Clint no es una vieja leyenda que viva para el homenaje y la idolatría. Es viejo. Y es leyenda. Pero piensa morir con las botas puestas. Sólo Woody Allen parece aguantar su ritmo actual: ocho películas como director en los últimos diez años.

El cementerio de Sad Hill durante el rodaje de «El bueno, el feo y el malo»

Por algún motivo que todavía hoy no logro entender, nuestra insistencia dio sus frutos. No logramos verle en persona pero nos hicieron llegar un vídeo con las respuestas que necesitábamos. El clip incluía un mensaje de agradecimiento a los voluntarios que habían reconstruido el enorme decorado y nosotros decidimos guardar el secreto.

El 25 de julio de ese año casi 5.000 fans se reunieron en el reconstruido camposanto para celebrar el medio siglo de la película. Cuando Clint apareció por sorpresa en la pantalla gigante instalada para la ocasión se produjo un éxtasis de lágrimas y abrazos que solo puedo calificar de mesiánico. El mensaje no llegaba a los dos minutos pero no exagero si digo que transformó para siempre la vida de muchos asistentes y resultó ser el clímax perfecto para nuestro «Desenterrando Sad Hill». Ese día todos sintieron que había regresado España. Disculpa el acoso, pero valió la pena. Felices 90, Clint.

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