Borat quiere poner a Trump en un aprieto

Sacha Baron Cohen resucita a su personaje más icónico 14 años después de su debut y en plena campaña electoral en Estados Unidos

Sacha Baron Cohen vuelve a interpretar a Borat 14 años después Amazon Prime Video

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Como si el 2020 no hubiese tenido ya suficientes acontecimientos que quedarán en la memoria popular, Sacha Baron Cohen ha resucitado a Borat . Hace ya 14 años, el reportero kazajo tuvo su primer contacto con Estados Unidos y lo dejó plasmado en un falso documental. Entonces, el presidente era George W. Bush . Su predisposición a la escatología, su mal gusto y sus chistes fuera de lugar (especializado en criticar el aspecto ajeno y burlarse de las etnias desfavorecidas) conquistaron a un ingenuo espectador que vio en él una liberación de la expresión y una exageración de los peores pensamientos que podía uno tener. Borat se esforzó en poner el foco en esos temas que la mayoría evita mencionar y mostró en formato parodia lo peor que uno se puede imaginar.

Ha pasado el tiempo y todo ha empeorado. Si «Borat» funcionó como una muestra de contraste frente a la parte más oscura de la realidad, su secuela (disponible en Amazon Prime Video) se posiciona como una burla terrorífica de la actualidad en un contexto en el que priman unas elecciones decisivas en Estados Unidos durante una pandemia mundial que ha sacado a relucir lo más surrealista y vergonzoso del ser humano. Todo es real en «Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan» , un título imposible y plagado de faltas de ortografía que se traduciría así: «Borat, la subsecuente película: la entrega de un soborno prodigioso al régimen estadounidense para beneficiar a la gloriosa nación de Kazajstán». Para comercializarlo, han decidido utilizar solo «Borat Subsequent Moviefilm» .

Repito, todo es real. Entrar en una ferretería y pedir gas para aniquilar a gitanos sin que el dependiente se extrañe, e incluso ayude a realizar los cálculos del material necesario; preguntar a una estilista –justo antes de un bronceado– cuál el mejor tono para poner a su hija si viven con una familia racista; pasar parte del confinamiento (cinco días) con teóricos de la conspiración (que aseguraron que los Clinton bebían sangre de bebés); colarse en una convención de mujeres republicanas para afirmar en el escenario que la vagina no tiene dientes, o pedir a una repostera que escribiera una frase racista (antisemita) en una tarta. Sacha Baron Cohen y su cómplice, Maria Bakalova, han reunido el valor para hacer esto y más. También protagonizaron un tenso encuentro con el pastor Jonathan Bright, del Centro de Crisis de Embarazo; a quien le cuenta que él, su padre, le ha puesto un bebé dentro de ella, su hija.

Cualquiera de las afirmaciones anteriores se hace aún más verosímil si se consultan los titulares que Sacha Baron Cohen ha protagonizado en los últimos meses. El actor británico, en pleno rodaje de la secuela dirigida por Jason Woliner , llegó a interrumpir un mitín celebrado al comienzo de la pandemia de Mike Pence (Mr. Penis o Señor Pene, según Borat) disfrazado de Donald Trump. Ese encuentro con el político no pudo ser más conveniente, aseguró que «Estados Unidos estaba preparado para el coronavirus».

Sacha Baron Cohen se coló en un mitín republicano vestido de Donald Trump Amazon Prime Video

Borat regresa, tras ser liberado del «gulag», con una misión: llevar un regalo a alguien cercano a «McDonald» Trump para que el presidente kazajo pueda formar parte del «club de los hombres fuertes». Un club integrado por Putin, Bolsonaro, Kim Jong-un y Kanye West. Ese regalo, inicialmente, es el chimpancé más conocido de su país y ministro de Cultura, pero, por un problema con el envío, acaba siendo su hija Tutar .

El espectador es cómplice del despertar feminista de esta joven de 15 años, que había crecido entre los engaños de su padre. Durante su estancia en las Américas descubre que las mujeres pueden pensar, conducir y desarrollar un trabajo como el de su padre; y así convertirse en reportera. Por no hablar del repaso que le hace (de paso) a los estereotipos de belleza.

Entre toda la vorágine que acontece en el 2020 y en la película, se cuela el nombre del todopoderoso Rudy Giuliani , a quien pillan con el calzón semiquitado. La supuesta hija de Borat le engatusa con su papel de periodista novata para que le conceda una entrevista. Al final de esta, Giuliani, de 76 años, accede a tomarse una copa a solas en la habitación de un hotel donde intenta intimar con la actriz, de 24 años, y en la que las cámaras lo graban en un momento en el que se mete la mano en el pantalón tumbado en la cama. El abogado de Trump reconoce que fue engañado pero aseguró que las imágenes están sacadas de contexto. La escena ya estaba en todos los medios de comunicación antes del estreno de una película.

Quien también apareció en el rodaje sin previo aviso es el coronavirus , quien fue incluido como invitado especial (y permitió a Tom Hanks hacer un cameo). Pese a lo imprevisto de su llegada, terminó siendo el protagonista de los últimos minutos de metraje, centrados en noticias falsas, bulos o conspiraciones universales que, pese a lo serio del asunto, provoca, como el resto de los ingredientes de la trama, carcajadas e incomodidad entre los espectadores.

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