Crítica de 'El triunfo': Cuerda de presos que esperan a Godot

Profundiza en las ideas del absurdo y la superación, también en las contradicciones entre los barrotes personales y los sociales, pero lo hace sin perderle ni un instante la cara a la comedia ligera ni a la gracia de sus personajes

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Oti Rodríguez Marchante

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Esta comedia francesa también trata sobre el complejo universo del ser actor, aunque desde un lugar opuesto al de 'Competencia oficial' , con la que coincide en estreno y cartelera. Aquí, el actor de la historia es un hombre sencillo, con el ego domesticado por el fracaso y que se dedica a hacer un taller de teatro en un centro penitenciario, y el protagonista es Kad Merad , actor francoargelino que posee la gracia de lo entrañable y una afectuosa 'cara de gente'.

El argumento se centra en el trabajo de este hombre con la variedad y fauna de los presos que participan en el taller con entusiasmo cambiante y talento descriptible. El acierto de los guionistas (el propio director, Emmanuel Courcol y Thierry de Carbonnières ) y del propio personaje central es la elección de la obra a ensayar, 'Esperando a Godot', de Samuel Beckett , pieza que contiene esos elementos del absurdo que riman con el propósito, desconcierto y calidad de los actores principiantes, y sobre todo porque lo esencial de ella, la espera, es algo también consustancial a los internos de una cárcel: si de algo sabe un preso mejor que nadie es esperar.

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El triunfo

El triunfo

El tono es de comedia afable, donde los problemas llueven pero hay una buena provisión de paraguas, con una notable inclinación hacia sus personajes, cuya manera de ser descritos y de hacerlos 'progresar' es cromática, bienintencionada y con vocación de acercarlos al público, sin que por ello se pierda todo el caudal metafórico y social que busca la historia ni esa idea de alimento cultural que les sirve como placebo de la “libertad”. Y maneja con equilibrio los vaivenes personales del maestro de actores, entre la frustración y la tenacidad profesional.

'El triunfo' profundiza en las ideas del absurdo y la superación, también en las contradicciones entre los barrotes personales y los sociales, pero lo hace sin perderle ni un instante la cara a la comedia ligera ni a la gracia de sus personajes. Y el verdadero triunfo, o al menos logro, es hacer una película que conserva al tiempo lo dramático, lo cómico, lo trivial, lo profundo, lo conmovedor y eso irresistible que tiene allí a lo lejos lo patético.

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