Crítica de 'Santos criminales': Algo escuálido para ir delante de 'Los Soprano'
Tiene calidad e interés, pero se queda corta en sustancia, como un aliño ligero para ese solomillo humeante que son 'Los Soprano', o como un pegote a su lado
Dave Chase , el creador y guionista de 'Los Soprano' , ha visto la posibilidad de estirar al considerado Everest de las series televisivas y añadirle un par de horas de película. Y la estira hacia atrás, como Coppola su segundo 'Padrino', y se supone que cuenta en ella el pasado de Tony Soprano , aunque ni siquiera sea él el narrador, sino su sobrino cuando ya está muerto. Como el mundo está lleno de 'sopranólogos', la jugada está bien tirada: Dave Chase escribe el guion, Alan Taylor es el director (también dirigió algunos capítulos de la serie, y de otras de mucho empaque, como 'Mad men', 'Deadwood' y hasta 'Juego de tronos'), y para el papel del joven Tony Soprano elige a Michael Gandolfini, hijo de James y con el que se da un aire en lo físico, en la traza y hasta en lo cazurro.
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Probablemente serán estos 'sopranólogos' los que sientan más la herida que la película le infiere a la memoria de la serie, con la que se conecta en personajes, ambientes y situaciones, pero no en grandeza, condimentos de malicia, oscuridad y tragedia y, mucho menos, en altura y espesor de diálogos e intrigas. Hay dos pesos que funcionan en contra de la trama, que los conocedores de la serie saben a dónde se dirigen esos personajes y que en el centro de ellos no está aún Tony Soprano, que entra en acción (poca) hacia la mitad de la película, de adolescente, y le deja el protagonismo a su tío Dick… De hecho, da la impresión de que la película termina justo cuando el joven Tony Soprano hace presagiar al viejo Tony Soprano, como si fuera el primer capítulo de una serie que continuará.
Tiene calidad e interés, pero se queda corta en sustancia, como un aliño ligero para ese solomillo humeante que son 'Los Soprano', o como un pegote a su lado.
