Crítica de «Invisibles»: La hora de verlo, verse y ser vistas

El texto, preciso, intenso, ligero y rebosante, procura intriga, curiosidad y ganas de seguir en él

Adriana Ozores y Emma Suárez en «Invisibles»
Oti Rodríguez Marchante

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Gran parte de la filmografía de Gracia Querejeta estuvo impregnada de la personalidad enorme de su padre, Elías Querejeta, figura esencial de la historia del cine español que impuso desde su papel de productor un sello y un aroma inconfundibles a las películas que hizo, y aun a las que hicieron otros.

Hace años y varias películas que el cine de Gracia Querejeta se vio obligado a descargarse del peso de su padre, a «desEliarse», como si dijéramos, aunque conserve hebras y briznas de su esencia. En «Invisibles» se aprecian claros síntomas de autogobierno , carácter y madurez en el cuerpo de la historia que cuenta la directora, pero también «fibra querejeta» en su alma… La ha escrito junto al guionista Santos Mercero (otro ADN muy marcado), con quien ya hizo «Felices 140» y «15 años y un día», y dirige la punta de su pluma y el foco de su cámara a la mujer en una de las fases heroicas de su vida, en el entorno de los cincuenta años, cuando tiene que compaginar visibilidad con invisibilidad, conformismo con anhelos, pérdidas con hallazgos.

El foco a esa mujer lo reparte entre tres amigas, tres formas muy distintas de ver y verse en la vida , y el relato lo estructura en los encuentros entre ellas, un día a la semana, para caminar por el parque y entreabrirse unas a otras los detalles vitales, laborales, sentimentales y sexuales que hornean su presente y turban su futuro.

Es, pues, una narración paseante, peripatética, con una puesta en escena sencilla y hábil que no disturba en absoluto para acceder al interior de la trama, o sea, ellas, que se hacen jugosamente transparentes. El texto, preciso, intenso, ligero y rebosante, procura intriga, curiosidad y ganas de seguir en él (su estructura serial o capitular le subraya estos sentimientos al espectador), y las tres actrices logran una rima perfecta con él. Adriana Ozores, siempre en Gracia, y las debutantes en ella Emma Suárez y Nathalie Poza logran exprimirle cada chispa y lágrima al laberinto de inquietudes, hormonas y pasiones que se ocultan en la caja negra .

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