Crítica de 'García y García': ¡Venga ese palillo!
Es una comedia de atado tosco y recorrido presumible, pero hay que pedir permiso para dejar de reírse
Una de esas películas que lo obligan a uno a un esfuerzo de intimidad y máxima franqueza a la hora de escribir sobre ella, y a hacer equilibrios sobre dos hechos que podrían parecer contradictorios: no se puede olvidar que hubo momentos en los que la risa surgía tan irreprimible y feroz que hasta amenazaba colapso, ni se puede dejar de ver que es una película, digamos, no buena, o muy mejorable, en el sentido de que su guion, trato de personajes y soluciones argumentales no poseen el don de la finura. Es una comedia de atado tosco y recorrido presumible, pero hay que pedir permiso para dejar de reírse, entendiéndose, claro, que la risa es tan personal como el cepillo de dientes y que cada cual se cepilla como Dios le da a entender.
Ficha completa
García y García
El enredo argumental consiste en que hay dos Javier García, uno experto consultor de aerolíneas y otro mecánico en paro, y ambos son llamados y confundidos para arreglar una compañía aérea y apretarle unos tornillos a un avión. José Mota y Pepe Viyuela son dos genios de lo suyo y hacen de sus personajes (y de la película) un fantástico artilugio para engrandecer y llenar de jolgorio y risotadas la hora y media en su compañía. La historia es de carril, con sus equívocos, sus carreras, sus disputas y romances, pero en ella hay diálogos, réplicas, situaciones y dialécticas económicas y de clase social muy bien tiradas, y por lo tanto 'incorrectas', y la mejor de todas ellas es 'el palillo', ese artilugio fino de madera que usa el buen obrero para pensar. Junto a los dos genios de la comedia hay, con menor cometido, otros cuantos que también lo son y que tampoco dan respiro, como Carlos Areces o Jordi Sánchez , y en fin todos los demás con el noble y disparatado cometido de que se le vaya el mundo de la cabeza.