Crítica de 'La fractura': Pasiones francesas en una noche de Urgencias
Una idea estimable a la que Corsini no le saca excesiva punta por su tono desquiciado y porque se le queda algo parada y aburrida
Por desgracia, todo el mundo conoce la sala de espera de los Servicios de Urgencias de un hospital, y sabe por lo tanto que no es un lugar en el que apetezca estar. Primer problema con esta película francesa de Catherine Corsini , que transcurre enteramente ahí, aunque le dé cierta importancia a lo que está en fuera de campo: un París que arde entre manifestaciones de ‘chalecos amarillo’, cargas policiales y violencia general. En esa sala de espera coinciden una mujer que se ha roto un brazo en una caída accidental, su novia con la que acababa de romper una larga relación y un camionero herido en una manifestación por la Policía.
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La fractura
Se supone que la idea de Corsini es algo así como que esos tres personajes le sirvan como metáfora o sugerencia del trío cromático de la bandera francesa y de una sociedad desquiciada: la mujer herida, burguesa, dibujante de cómic, más centrista que centrada, personaje que interpreta Valeria Bruni Tedeschi con cierto toque humorístico por lo exaltado y gritón de su trabajo; su paciente novia, más centrada que centrista, que interpreta Marina Foïs , y el camionero que pierde sangre, los nervios y la razón interpretado por Pio Marmaï . Y un cuarto y esencial personaje, la enfermera, de raza negra, entregada y con problemas reales que nadie tiene en cuenta, como los de la propia sanidad pública.
En fin, una idea estimable a la que Corsini no le saca excesiva punta por su tono desquiciado y porque se le queda algo parada y aburrida en Urgencias, como cualquiera atrapado allí. Se agradece el algo de sarcasmo en el personaje de Valeria Bruni y el toque de veracidad y humanidad de la enfermera (Aïssatou Dialo-Sagna), pero un poco más de intención y menos de griterío se hubiera agradecido aún más.