La cara B del humor británico

La principal cotización de 'La vida de Brian' no habrá menos de medio centenar de frases y momentos entre la gansada y la delirante irreverencia

Los seis miembros de los Monty Phyton, en una foto de archivo
Oti Rodríguez Marchante

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Si algo tiene un extraño prestigio, más aún que el de la ministra Yolanda Díaz, «la del extraño prestigio» (acuñado por Rosa Belmonte), es el humor británico, al que suele seguir unos puntos suspensivos… y un pensamiento: «¡Ah, seguro que era una broma!». Y en ocasiones, es más fácil detectarle un cálculo renal que un sarcasmo. «Me encanta la elegancia con la que haces el ridículo» , y ahí te quedas entre puntos suspensivos.

El grupo, o la pandilla, de Monty Python, sin duda humoristas y sin duda británicos (bueno, Terry Gilliam no, y algo se nota), han dedicado lo mejor de su sarcasmo a cambiar ese cliché del imperceptible humor británico, atado con ese delgadísimo hilo que separa lo serio de la broma, y lo han practicado con una soga bien gorda y sin dejar la menor duda de que se trata de pura y notoria chufla.

Cómo tomarse, si no, que en su primera película película, ‘Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores’, a los tales caballeros artúricos se les hiciera cabalgar con una escoba y los siguiera un propio con un par de cocos que simulaban el ruido de los cascos. Por esa película, titulada en mejor original como ‘Monty Python and the Holy Grail’, se pudo entrar a la siguiente, su obra maestra, ‘La vida de Brian’, con los ojos ya a cuadros como para aceptar el bigote de la madre de Brian, que interpretaba Terry Jones, el director, y a la que un seguidor le pregunta eso de «¿es usted virgen?».

En ‘La vida de Brian’ no habrá menos de medio centenar de frases y momentos entre la gansada y la delirante irreverencia, cuyo primer valor se mide en la cantidad de risotadas que provocan de inmediato, pero su principal cotización es en las miles de veces que han sido utilizadas por políticos, tertulianos y gente normal en general, y de cualquier manera. Sin ir más lejos, lo de «¿qué han hecho los romanos por nosotros?» hemos tenido que oírselo a presidentes del Gobierno, a congresistas chuletas y a cuñados ingeniosos.

‘El sentido de la vida’ y sus películas de 'sketches', basadas en su serie televisiva ‘Monty Python’s Flying Circus’, tan visuales, impactantes y de humor salvaje, ratifican esa sensación de que sentarse a una mesa con ellos, con todos, no sería un pasatiempo sino un ejercicio de alto riesgo.

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