Crítica de «Fahim»: Vivir en jaque
No basta que algo sea verdad para que parezca veraz en pantalla y el drama de Fahim, que además mantiene algunos puntos ciegos, peca de cierto aire de fantasía, quizá un exceso de ligereza
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Si no hubiera ocurrido de verdad, la historia de Fahim resultaría inverosímil, pero ya sabemos cómo se las gasta la realidad. A los ocho años, se vio obligado a huir de Bangladesh con su padre. No sin esfuerzo llegaron a Francia, donde fueron engañados por el traductor de los servicios sociales y cercados por los anticuerpos del sistema. El espectador los verá a una casilla de la expulsión del país. La responsabilidad de la salvación de la familia -queda la mitad en su país, a la espera- recae sobre las pequeñas espaldas del pequeño genio del ajedrez, que apenas cuenta con la ayuda de un voluntarioso y huraño profesor, al que pone cuerpo Gérard Depardieu.
ABC siguió el caso de cerca, amplió la información cuando se publicó el libro de Sophie Le Callennec -«El tigre de Bengala»- e incluso se entrevistó a la joven estrella. Pero no basta que algo sea verdad para que parezca veraz en pantalla y el drama de Fahim, que además mantiene algunos puntos ciegos, peca de cierto aire de fantasía, quizá un exceso de ligereza. Por suerte, Assad Ahmed cumple como protagonista y los veteranos brillan.
