Crítica de 'Vuelta a casa de mi hija': Fórmula inofensiva, pero pasada de fecha
Josiane Balasko es una vez más el principal atractivo de la película, viaje de regreso de 'Vuelta a casa de mi madre'
Película de fórmula. Tras el éxito comercial de 'Vuelta a casa de mi madre' (2016), atribuible en un 90% al carisma de la actriz Josiane Balasko , no era difícil esperar este viaje de regreso, que tiene las mismas virtudes y defectos, acentuados por el desgaste de los materiales. Si quieren hacer algo más salvaje para la próxima entrega, en lugar de recurrir a la mitad masculina de la familia se recomienda la utilización de la palabra suegra y mantener a la veterana intérprete, porque sin ella el chiringuito se viene abajo.
El argumento se explica en el título. Una mujer madura se ve obligada a vivir con alguno de sus hijos por un tiempo en teoría breve, que se vuelve interminable. A una de las hijas, Mathilde Seigner , le toca hacer de anfitriona en un sorteo tan irregular que parece de la Champions, lo que permite ver la clásica confrontación entre generaciones, agravada por el hecho de que la madre es controladora aérea y terráquea a la vez. La vida familiar se ve alterada y, como estamos en una comedia amable y familiar, solo hay que comprobar cómo se liman las asperezas y se colocan las piezas.
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Vuelta a casa de mi hija
Más allá de lo previsible del argumento, se echa en falta, sobre todo, alguna oportunidad más para reírse. Apenas funciona el equívoco sexual entre la madre y el yerno, al que da vida Jérôme Commandeur ('Bienvenidos al Norte').
Por lo demás, el director Eric Lavaine no arriesga y seguramente no perderá, con un estilo curtido durante años en la televisión generalista. Su película es inofensiva y ligera, con una puesta en escena en la que no queda un rincón por iluminar.
