Crítica de 'Solo una vez': Bisturí a la violencia de género
«La intriga, o el intríngulis de la película está ahí, en ir colocando nuestra ficha de afinidad en las tres casillas de los personajes»
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La idea parece sacada de un manual sobre cómo detectar y vigilar la violencia de género y plantea y sugiere varios puntos interesantes al respecto, o prospecto . Es película de tres personajes y casi un único escenario; el trío lo componen una psicóloga del servicio de atención a mujeres maltratadas, un hombre que tiene que acudir a ella obligado por una denuncia de su esposa y la mujer denunciante, y el escenario es ese despacho-consulta en el que se van a dirimir los conflictos. El principal de los conflictos es que él considera que todo es un malentendido y ella, la esposa, corrobora su versión, pues ambos son profesionales de éxito, tienen dinero, clase y personalidad, se quieren y la denuncia ha sido, en efecto, producto de un malentendido o un mal día.
Ahí, el espectador hace piña con la psicóloga y con su intención de llegar a la verdad mediante un careo entre ellos, y en esa 'investigación', en ese cara a cara, está el interés del relato, que forzosamente sujetan las interpretaciones de los actores: Álex García y Silvia Alonso , el matrimonio del malentendido, han de construir mediante el manejo de la sutileza y el detalle el progreso interior de sus personajes, los cambios y el clima de su relación y fuerza, mientras que Ariadna Gil , la psicóloga, es la lista de la función, la que conoce la leña que hay que ir echándole a las brasas para que no se apaguen.
Ficha completa
Solo una vez
La intriga, o el intríngulis de la película está ahí, en ir colocando nuestra ficha de afinidad en las tres casillas… Para darle vuelo a la moraleja, se añade una subtrama, también muy de manual, alrededor de la psicóloga, que conoce el acoso de primera mano.