Crítica de 'Rumba terapia': Un viejo rockero en un salón de baile
La intriga argumental se desarrolla sin exceso de ambición pero con un buen trato de lo sentimental, con varios momentos eficaces para el regocijo
Frank Dubosc es el director, el guionista y el protagonista de esta comedia ligera que se podría calificar como ‘el estreno simpático de esta semana’ , una historia cuya originalidad no está en su argumento sino en la gracia de algunos personajes y sus situaciones, como ver a Michel Houellebecq en el papel de un doctor con aspecto (el suyo propio) de haberse escapado unas horas del frenopático, o como ver al serio Jean-Pierre Darrousin (también escapado, pero de Robert Guédiguian) como gracioso de la función.
Ficha completa
Rumba terapia
El protagonista es un hombre ya con las ilusiones perdidas, conductor de un autobús escolar y que quiere recobrar la relación con su hija a la que abandonó, junto a su madre, al poco de nacer. Franck Dubosc, circunspecto como un camello comiendo y con muy poquito que ofrecer al mundo del baile, encuentra a su joven hija como profesora de danza, lo cual le permite al guion y la película mantener un diálogo gracioso y enredado con el espectador. Ella, Louna Espinosa, posee toda la gracia que a él (personaje y actor) le ha sido negada para el asunto de la rumba.
La intriga argumental se desarrolla sin exceso de ambición pero con un buen trato de lo sentimental, con varios momentos eficaces para el regocijo, además de los de Houellebecq o Darrousin, como los de Karine Marimon (la peculiar mujer que abandonó junto a su hija) y su actual marido, una presencia mosqueante que interpreta Philippe Uchan. En fin, una comedia que se puede disfrutar en lo que vale, sin grandes y nuevas propuestas y de la que se sale, si no bailando una rumba, sí con una sonrisa.