Crítica de Un pequeño favor: Elogio envenenado a las «mamis del cole»

La presentación y alianza de los dos personajes femeninos y principales contiene toda la malicia digestiva

Anna Kendrick y Blake Lively, en «Un pequeño favor» ABC
Oti Rodríguez Marchante

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Tiene un punto travieso y malévolo el director Paul Feig que ya demostró en «La boda de mi mejor amiga», y que aquí, en «Un pequeño favor», lo afila con piedra pómez al menos durante la primera mitad de la película. La presentación y alianza de los dos personajes femeninos y principales contiene toda la malicia digestiva que uno quiere ver en una historia de «mamás de colegio», con una Anna Kendrick chisposa en su vulgaridad tontuela y con una Blake Lively que es el mejor «después» de cualquier anuncio de estética de «antes y después». De la mezcla del puritanismo e ingenuidad de una con la sofisticación y libertinaje de la otra surgen los mejores momentos de esta comedia negra que se transforma, para su desgracia como película, en una forzada intriga policial.

Narrada con gracia «bloguera» y con mucho colorido en trajes, ambientes y diálogos afilados, amenizada con música francesa y con una filosofía retroprogre de la felicidad doméstica y de la realización conyugal, se maneja bien en su mezcla graciosa entre lo «cool» y lo «hortera», aunque su caída en fase «Perdida» (la película de Fincher) no acabe de cuajar. No ofrece grandes aprendizajes sobre nada, pero sí da algunas ideas de cómo revitalizar un blog.

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