Crítica de 'La isla de Bergman': Manjar para amantes del cine y espectadores del amor

Mia Hansen-Løve compone una película que va mucho más allá del mero homenaje al maestro sueco

Vicky Krieps y Tim Roth, en 'La isla de Bergman' Elastica Films y Avalon
Federico Marín Bellón

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Una pareja de cineastas, Chris y Tony, Vicky Krieps y Tim Roth , viajero profesional en sus últimas películas, deciden pasar el verano en la isla sueca de Färo, donde Ingmar Bergman vivió y rodó algunos de sus títulos más conocidos. Van allí dispuestos a empaparse de inspiración, como admiradores del director de 'El séptimo sello' . Incluso duermen en la cama de 'Secretos de un matrimonio' , pese a la fama que tiene esta obra de haber provocado una pandemia de divorcios.

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'La isla de Bergman'

Färo ofrece una paz abrumadora. Sus habitantes recelan de los turistas, pero acogen con los brazos abiertos al protagonista, otro cineasta famoso. Es un lugar donde se proyectan las películas de Bergman y se habla de ellas sin parar. Hay un museo y hasta un safari que recorre sus localizaciones favoritas. Los seguidores forman casi una religión , aunque el propio autor sueco decía que el infierno es un lugar donde se verían sus filmes en bucle.

Lo cierto es que al espectador que haya disfrutado alguna vez la filmografía del gigante sueco le entrarán ganas de revisar sus películas y descubrir las que todavía no conoce. Pero 'La isla de Bergman' no se queda ahí. La francesa Mia Hansen-Løve no es una directora al uso y aprovecha para seguir trenzando sus obsesiones, el cine y la vida, el autor y su obra. 

De Ingmar Bergman también se cantan algunas verdades: que era un padre despreocupado y, lo que es casi peor, demasiado activo, con nueve hijos de cinco mujeres diferentes. Y en medio de todo eso, la directora nos habla de la crueldad del amor, del desasosiego interior y la inseguridad que genera, del descontrol del deseo entre unos mamíferos que se creen superiores.

La protagonista siente esas punzadas de absurda desesperación, menos acostumbrada que su pareja al desastre que ha sido siempre Cupido, un mono con dos arcos que lanza sus flechas al azar, sin permitir casi nunca los vuelos de ida y vuelta. Ojalá pudiéramos disponer de un Google Maps del corazón en el que pudiéramos ver nuestro recorrido anual, las idas y venidas de la gente que te ha rozado en la vida. Nos llevaríamos infinitas sorpresas.

Y mientras la película parece despegarse definitivamente de la sombra Bergman, al menos en apariencia, Mia Hansen-Løve construye su compleja estructura de capas, de cine dentro del cine dentro del cine... Con momentos de turbadora belleza mecidos por una música deliciosa, algo ingenua, salvo el contrapunto de Abba , que dentro de Suecia puede que sea lo menos bergmaniano que exista. También nos regala agarraderas para que el espectador avezado se sienta inteligente, homenajes solo para los muy bergmanianos y una declaración de amor total al cine del director sueco, una oda a la creación y al amor, se lleven como se lleven entre sí. Es además un canto a los que se atreven a adentrarse en algo tan terrorífico y desconocido como la cabeza de los demás.

'La isla de Bergman' es un estado de ánimo, más triste que alegre, pero del que se puede salir con una sonrisa en el alma.

Y un apunte final: el cine hecho por mujeres también perpetúa ciertos estereotipos, y eso que esta película puede ser acusada de algunas cosas, pero nunca de tópica, pero a Tim Roth le vuelven a buscar una pareja muchísimo más joven que él. 23 años le lleva a Vicky Krieps. Mejora un poco respecto a Iazua Larios en 'Sundown' , un cuarto de siglo más joven que el actor.

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