Crítica de «Elcano y Magallanes, la primera vuelta al mundo»: Esfuerzo épico de nuestro cine
Vista la película al lado de una niña de ocho años, por lo general exigente, la criatura levantó el pulgar hacia arriba cuando se le pidió veredicto
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La primera vuelta al globo, nada menos, habría necesitado un presupuesto imperial, del primer mundo, para que la pantalla le hiciera justicia, pero no merece la pena lamentar más la falta de músculo de nuestro cine, que explica mejor que otras teorías por qué nuestros héroes no suelen traspasar la letra impresa.
Vista la película al lado de una niña de ocho años, por lo general exigente, la criatura levantó el pulgar hacia arriba cuando se le pidió veredicto. Es la mejor lectura de una cinta cuyo enfoque es didáctico y blanco, además de multicultural, pensada para un público que no mira con tanta lupa ciertos aspectos, aunque tampoco entienda bien otros, como el recorrido de la expedición. La historia pedía a gritos un mapa que explicara eso de volver al mismo punto después de viajar siempre hacia el Oeste. Un par de insertos en momentos clave habrían ayudado, sin incurrir en mayores gastos, del mismo modo que algún personaje cómico -el típico mono, puestos a seguir el tópico, mejor que el espía malo- habría servido de contrapunto a la épica sin necesidad de darle a Juan Sebastián Elcano la agilidad pirata de Errol Flynn y Burt Lancaster juntos.
Ángel Alonso y sus guionistas, Garbiñe Losana y Jose Antonio Vitoria, cuentan con hambre de grandeza una historia digna de mostrarse en las escuelas. Esto requería cierta simplificación del relato, pero no tanto de sus personajes, que se hacen querer incluso cuando se pasan de buenos.
Dirección : Ángel Alonso. Animación.
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