Crítica de 'CODA': La barrera del sonido y de la felicidad

La película opta a tres Oscar: mejor película, mejor guion adaptado y mejor interpretación, gracias a un portentoso Troy Kotsur

Marlee Matlin y Troy Kotsur, con sus hijos, que apenas se ven en la foto, Daniel Durant y Emilia Jones Tripictures
Federico Marín Bellón

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En inglés se usan acrónimos para las cosas más perversas, no vamos a poner ejemplos, pero también para decir en cuatro letras que alguien es hijo de personas sordas . CODA equivale a 'Child of Deaf Adults'. Incluso se podría haber apurado y eliminar la A, por motivos obvios, aunque aquí viene bien porque coda es también un término musical, como la película, hasta cierto punto.

'CODA: Los sonidos del silencio' no ofrece nada extraordinario en apariencia, pero es una obra feliz . De esquema convencional y realización correcta, lo que tiene de especial es la historia, sus personajes y los actores elegidos. No es casualidad que opte a tres Oscar de los gordos : mejor película, mejor guion adaptado (del también director Sian Heder ) y mejor actor secundario.

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'CODA: Los sonidos del silencio'

Sin decir una palabra más alta que otra, Troy Kotsur , sordo de nacimiento, se adueña de la función cada vez que aparece. Su personaje es un tipo sin complejos, enamorado y rijoso, capaz de avergonzar a su hija y ganarse al público. Su mujer en la ficción, también excelente, es Marlee Matlin , que ya ganó el premio en los 80 por 'Hijos de un dios menor'. Ellos son los padres de una chica con un talento musical que, como es natural, al principio ni siquiera comprenden. Incluso el hermano es sordo. «Si fuéramos ciegos, te dedicarías a la pintura», llegan a echarle en cara.

La familia entera, por otro lado, se dedica al negocio de la pesca en un pueblo de Massachusetts. Que les salga una hija con buen oído es lo último que esperan. Ahí es donde aparece un exigente profesor de música, al que da vida Eugenio Derbez , uno de los mexicanos de moda en Estados Unidos –aunque no tanto como Lin-Manuel Miranda –, para tensar la cuerda y sacar de la chica las mejores notas, con perdón. El veterano intérprete y productor tiene sus tics, pero ejecuta bien un personaje clásico, el del buscador de talento.

'CODA' tiene épica y emoción, un problema absolutamente inusual pero fácil de comprender y unos actores magníficos. También es capaz de meterse en el corazón del espectador con artes de las malas y de las buenas, sobre todo en un momento mágico en el que se suspende el sonido y el público puede ponerse de verdad en situación. Cualquiera puede practicar por un momento el arte, cada vez menos frecuente, de ponerse en el lugar del otro.

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