Crítica de «Cielo de medianoche»: George Clooney y el planeta de los simios
La estrella dirige y protagoniza esta película que transcurre en el Ártico y en el espacio y en la que también brillan Felicity Jones y Demián Bichir
Se nota que George Clooney no necesita nuevos amigos, ni más dinero. Como director, no vende cápsulas de café y mucho menos cubos de palomitas. Su «Cielo de medianoche» es una reflexión filosófica y sutil sobre el maltrato a la Tierra, una vuelta de tuerca al planeta de los simios en la que los astronautas encuentran a su regreso algo peor que unos monos al volante. La idea no es suya del todo, ni del guionista Mark L. Smith ; proviene de la celebrada novela «Good Morning, Midnight», de Lily Brooks-Dalton .
La falta de sensacionalismo honra al actor y cineasta, pero quizá preocupe al espectador. A favor de estos últimos, de los más impacientes, diremos que después de un comienzo parsimonioso la película se torna emocionante, en más de un sentido. El Ártico desde el que sufre nuestro protagonistas no es digno de carreras alocadas y su espacio recuerda más a Kubrick que a las guerras galácticas.
Sin abandonar tampoco cierta conexión con «Gravity » y un aire de melancolía machadiana –algún amigo debería recomendarle al poeta, que quizá conozca–, la historia gana pulso y crece en nuestras corazones. Tiene alguna escena memorable , que solo puede rodar un gran director. Y no nos da la tabarra ni con lo evidente.
Como actor, George ha seguido creciendo. Su mirada es un observatorio desde el que vemos, agarrados a sus barbas de profeta, el apocalipsis menos efectista de la historia. Muy bien rodeado por el resto del reparto, sabe hacernos sentir nostalgia de nosotros mismos, de lo que fuimos y de lo que pudimos ser. Felicity Jones y Demián Bichir están de fábula.
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