Antonio Giménez-Rico, el paladeo y el as en la manga

Amplio de físico, holgado de mente, bien cumplido de formas y de abundante verbo a pesar de lo castellano viejo de su ser, Antonio Giménez Rico , burgalés de lomo y algo pucelano de tomo, sabía de cine lo que estaba escrito y lo que no; de cine mundo y no solo de cine películas, que también. Para el cine películas ha dejado unas cuantas que dan testimonio de su época y circunstancias, y de lo bien que conocía y mucho que admiraba a Miguel Delibes , cuya obra encontró en su precisa y seca manera de filmar un modo noble de quedar en la pantalla en títulos como 'Retrato de familia', 'El disputado voto del señor Cayo' o 'Las ratas'.

Castellano viejo y castellano nuevo, hombre de mundo, elegante y mesetario, capaz de licuar a García Pavón y su bendito Plinio en una serie televisiva que te untaba en dos capas ese lugar mágico, insólito y manchego que es Tomelloso, o aquella Extremadura atroz de 'Jarrapellejos' que había contado la novela de Felipe Trigo.

Guionista, director y conversador de cine, desempeño este último en el que sí se permitía el paladeo de cierta arrogancia y hasta particular guapeza y largura de conocimientos. Tuvimos ocasión de verlo infinidad de veces en 'Qué grande es el cine', junto a José Luis Garci , su gran amigo, y sacar a relucir su compuesto de sabiduría, sonrisa lista y ojos traviesos para hablar de películas viejas con argumentos de estreno…, jugaba esas manos como quien se sabe poseedor de un as oculto e imperceptible en la manga.

En la mala hora del recuento, se queda aquí Antonio Giménez Rico con sus títulos, con sus series (pongan también 'Crónicas de un pueblo') y especialmente con su inolvidable paladeo al contarte lo que aún tú no sabías de esa película.