La Cenicienta perdida del padre de Zipi y Zape resucita setenta años después de tropezar con Disney

Vuelve a los cines 'Érase una vez…', hito la animación española que naufragó en 1950 tras coincidir su estreno con 'La Cenicienta' de Walt Disney

Fotograma restaurado de 'Érse una vez...' FILMOTECA DE CATALUÑA
David Morán

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Su nombre quedó sellado por siempre jamás a las tropelías y trastadas de Zipi y Zape, pero hubo un tiempo, allá por 1950, en que Josep Escobar Saliente (1908-1994), historietista de gesto amable y pipa siempre humeante, se salió temporalmente del carril de Bruguera para batirse el cobre nada menos que con la todopoderosa Disney. Como lo oyen. Un dibujante de espíritu visionario y alma de inventor (suyo es, por ejemplo, el proyector Cine Skob ) contra la factoría de los sueños animados y en technicolor.

La cosa, claro, salió regular, así que lo que sigue es la historia de lo que pudo haber sido y no fue. Un duelo desigual que se saldó con 'La Cenicienta' de Walt Disney reventando la taquilla y cosechando su mayor éxito comercial desde el estreno de 'Blancanieves y los siete enanitos' en 1937, y 'Érase una vez…', película de Escobar y Alexandre Cirici Pellicer, enterrada en vida pese a tratarse de, ahí es nada, una «superproducción de dibujos animados en Cinefotocolor».

Estrenadas en 1950, las dos películas partían del mismo lugar y proponían un trasvase a la gran pantalla del cuento de Charles Perrault, pero Disney se adelantó a la hora de registrar el título. Como en 'Los Inmortales' de Sean Connery, sólo podía haber una Cenicienta, por lo que el ambicioso proyecto de Escobar y Cirici Pellicer tendría que conformarse con un nombre menos llamativo. Uno como el de 'Érase una vez…'.

Polvo y olvido

«La coincidencia en el tiempo con la adaptación llevada a cabo por la todopoderosa Disney, que registró el título, obligó a estrenarla como 'Érase una vez…' y condenó al ostracismo y al olvido un proyecto ambicioso», lamentan desde la Filmoteca de Cataluña, institución que se ha propuesto devolver a la vida este clásico perdido de la animación española. Un filme que, restaurado a conciencia, regresa a las salas el 16 de diciembre tras pasar el pasado verano por el Festival de San Sebastián.

Siete décadas de polvo, olvido y colores a la fuga han acabado por convertir 'Érase una vez..' en una reliquia, pero la película nació en su día como ambicioso proyecto llamado a hacer historia. «Se trata del segundo largometraje de animación español, una réplica al 'Garbancito de la Mancha', también realizado en Barcelona años antes pero de signo ideológico absolutamente contrario», subraya el director de la Filmoteca, Esteve Riambau.

La película, como la de Disney, es una adaptación del cuento de Charles Perrault FILMOTECA

Así, mientras que el filme de José María Blay, bendecido por el régimen franquista, buscaba ensalzar los valores patrióticos del momento, 'Érase una vez…' nació a partir del impulso de por figuras catalanistas como Josep Baguñá, hijo del editor de la revista satírica 'Cu-Cut!' y la infantil 'En Patufet'; y Félix Millet Maristany, promotor del Orfeó Català y mecenas de la cultura catalana. De ahí que la cinta incluya guiños nada velados como esa escena de baile con personajes reales protagonizada por el Esbart Verdaguer de Manuel Cubeles.

Alexandre Cirici Pellicer, director artístico, aportó un trasfondo pictórico inspirado en el Renacimiento. Y Escobar, que acababa de alumbrar a Carpanta (1947) y a Zipi y Zape (1948), se encargó tanto del diseño y la creación de los personajes como de introducir nuevas técnicas de animación como la rotoscopia, que hacía más verosímiles los movimientos de los dibujos. «Gracias al entusiasmo y a la pericia del Director de Animación, el notable dibujante don José Escobar, y a sus colaboradores los animadores Ferrándiz, Fresquet, Tur, Sevillano, Dibán, etc... creemos haber demostrado que, en España, el problema del 'movimiento' en las películas de dibujos animados, puede ser considerado resuelto definitivamente, proporcionando con ello a la cinematografía nacional un nuevo avance, que en el campo del dibujo animado le coloca a un nivel muy superior a la de sus hermanas hispano-americanas, y en primer lugar, quizá, de Europa», podía leerse en el entusiasta expediente que le dedicó la censura a la película. «El filme parece salido de la varita mágica de la dulce madrina», constataba con notable satisfacción la prensa del momento.

Josep Escobar se encargó del diseño y la creación de los personajes FILMOTECA DE CATALUÑA

En realidad, nada de eso le venía de nuevo a Escobar, que ya había trabajado como animador para la Hispano Grafic Films, la CEIDA (Cinematografía Española Internacional Dibujos Animados) y Dibujos Animados Chamartín. Es más: en 1934 había realizado con el fotógrafo José Bosch el corto animado 'La rateta que escombrava l'escaleta'. Procesado por el franquismo por colaborar con 'L'Esquella de la Torratxa', estuvo preso en la Modelo un año y medio y perdió su plaza de funcionario en Correos, lo que le empujó, bendita ironía, a dedicarse de pleno al humor y las historietas. 'Érase una vez…' fue, de hecho, una de sus últimas incursiones en la animación.

De Venecia a la restauración

Atrás quedaban 647 planos, 370.000 dibujos, 25.000 celuloides, 1.815 kilos de pinturas y 1.600 pinceles. Y atrás quedaba también un película que pasó del éxito de crítica y una Mención Especial en el Festival de Cine de Venecia al trance de tener que vérselas con Disney por un lado y con el desinterés gubernamental por el otro. «El mínimo respaldo oficial y económico de la Junta de Clasificación, sólo rectificado después del paso por el festival de Venecia, condenó la película al ostracismo», lamenta Riambau. Su estreno se limitó a ocho copias de 35 milímetros y a un puñado de cintas baratas en 16 milímetros y en blanco y negro para proyectar en escuelas y centros religiosos.

A partir de estas copias modestas (negativos y originales de 35 mm se perdieron con el paso de los años), la Filmoteca de Cataluña emprendió en 2014 un complejo proceso de recuperación que, ocho años después, se traduce ahora en una versión renovada y restaurada. Un equipo formado por la conservadora Rosa Cardona, el restaurador Luciano Berriatúa y el ingeniero y técnico de sonido Enric Giné, se ha encargado de rescatar la tonalidad de las voces y la música de la época así como de reintroducir el color a partir de fotogramas originales que estaban en manos de coleccionistas. Un trabajo detectivesco que devuelve a su estado original un emblema de la animación española gafado por la factoría Disney. Como resumía el propio Escobar en una entrevista poco antes de morir: «¡Eso no estuvo bien! ¡Nosotros empezábamos y el señor Disney lo tenía todo!».

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