Emilia, del Instagram al superestrellato

La cantante argentina, pareja de Duki, aterriza en España para visitar El Hormiguero y dar un concierto en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid

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La cantante argentina Emilia ABC

Nacho Serrano

Cuando tenía cinco años, a Emilia Mernes le preguntaron en casa si de mayor quería ser artista. «No», respondió, «yo quiero ser una superestrella». Para que no sufriese más de la cuenta, su madre le insistía una y otra vez en que era muy difícil ser una estrella de la música viviendo en Nogoyá, una ciudad agrícola de cuarenta y cinco mil habitantes en la provincia argentina de Entre Ríos. Pero Emilia se empeñó en demostrar que no hay nada imposible.

Empezó a tomar clases de danza a los dos años, cuando otras niñas aún gateaban, y su padre, que regentaba una panadería, se encargó de inocularle la pasión por la música comprándole todas las cassettes que consideraba necesarias para su formación melómana. «Además estaba mi abuelo, que era plomero pero su gran pasión era la guitarra. Tocaba tangos y otros folclores de Argentina», cuenta esta figura urbana emergente desde el otro lado del océano. «A los seis años me regaló la guitarra, y con apenas doce años yo ya giraba por Entre Ríos con una banda de cumbias, ganando mis primeras monedas pero siempre como hobby». Luego le dio por el rock tomando como modelos a Avril Lavigne o Gwen Stefani, pero entonces sus padres se lo pensaron mejor y pusieron una condición antes de dejarla volar libre en busca de fortuna y gloria en el mundo del espectáculo: estudiar una carrera. «Me metí en Literatura, pero duré seis meses», ríe Emilia. «Me fue muy mal, estaba claro que no era lo mío. Yo sólo quería hacer música».

Emilia siempre ha tenido clarísimos sus objetivos, pero es humana. Hace exactamente un año actuó en la edición argentina de festival Lollapalooza, y al subir al escenario se encontró a ciento veinte mil personas mirándola fijamente a ella y solo a ella. «Casi me cagué encima, no hay mejor forma de describirlo», bromea la joven artista, que asegura estar ganando confianza a pasos agigantados porque en cada nuevo concierto ve «a más gente cantando mis canciones de arriba a abajo, con sus pancartas de 'te quiero'… las escenas que yo he vivido como fan debajo del escenario», lo cual demuestra que va por el buen camino.

Ahora sus números de seguidores en internet también son prueba irrefutable del crecimiento de Emilia como 'entertainer': casi veinte millones entre plataformas y redes sociales. De hecho, el gran salto en su carrera se produjo gracias a Instagram, ya que fue allí, y no en una sala de conciertos como solía hacerse antaño, donde la descubrió la poderosa agencia de management Walter Koll Entertainment. «Igual que TikTok, es una herramienta muy noble para mostrar lo que uno sabe hacer, porque nunca se sabe quién te estará mirando», apunta Emilia. «Ellos vieron las 'covers' que hacía y les gustaron mucho. Ya llevamos más de cuatro años trabajando juntos y estoy muy orgullosa de todo lo que hemos conseguido».

Emilia ya estuvo en nuestro país el verano pasado y lo pasó «increíble» bañándose en «playas maravillosas de Mallorca, Ibiza y Formentera», y en estos momentos se encuentra a miles de metros de altura sobrevolando el Atlántico para reencontrarse con sus fans españoles en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid (en una carpa cubierta en el centro de la arena) este viernes y, de paso, visitar El Hormiguero, por donde ya pasó su novio Duki hace unas semanas. «Llevamos ya casi dos años muy felices juntos», dice la cantante, antes de admitir que forman una pareja casi tan envidiada como la de Rosalía y Rauw Alejandro y felicitarse por liderar una escena, la argentina, que se ha convertido en la potencia emergente de la música urbana latina. «El mercado español nos recibe muy bien y estamos sonando mucho en todo el mundo, y eso me hace muy feliz», asegura. «Igual que a Duki, a mí me conoce la gente española más joven, pero no la mayor, y espero que mi paso por El Hormiguero ayude a cambiar eso y a visibilizar un poquito más que hay un movimiento enorme de música urbana en Argentina ahora mismo. Para mí es un orgullo ver que mis compañeros y compañeras lo están rompiendo, ¡yo todavía no me creo que esté cumpliendo mi sueño de ser una estrella!», exclama antes de hacer un silencio reflexivo y confesar con sana modestia: «Bueno, no sé si soy una estrella todavía… pero sí soy una artista».

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