Carlos Herrera y Luis del Olmo celebran un legado de estrellas en Cope
Los locutores ejercieron de teloneros de la periodista Elsa González en la presentación de su libro sobre los inicios de la emisora de radio
A toda presentación de un libro hay que llevar un papel, especialmente si uno o una es quien lo firma (aquí el desdoblar no es gratuito, aunque ocupe espacio). Aunque sea para agarrarse a él. Y eso hizo ayer, a la hora del vermú, en el Palace, la periodista Elsa González Díaz , autora de 'Cadena Cope. La radio de las estrellas' , un recorrido personal, incluso sentimental, y profesional por la historia, el historión, de la emisora de la Conferencia Episcopal. Las luces, las sombras, las dificultades. Tiene casi la misma edad que la democracia. «Cope renueva la radio española», resumió ella empleando el presente histórico. Elsa González fue la última en hablar, pues la compañía lo merecía: el editor Manuel Pimentel y Monseñor Luis Argüello, a su derecha; los colosos Carlos Herrera, y Luis del Olmo, a su izquierda. Faltó a la cita el tercero en discordia, José María García, por culpa de una fisura en la costilla. «Vamos a hablar un poco», bromeó entonces el titular de 'Herrera en Cope', vacunado ayer por partida doble. «Aguanto más que Moscardó», bromeó. La nostalgia empapó inevitablemente una sala que se quedó pequeña y en la que faltaron sillas, pero los presentes recurrieron al humor para distender. «Yo soy el parque jurásico», bromeaba una anónima. Aquello parecía una reunión de antiguos alumnos. La vieja escuela. Entre los conocidos, el decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, Jorge Clemente, y el director de informativos de Telemadrid, José Antonio Álvarez Gundín .
Tensión es, de hecho, la palabra que varios ponentes emplearon para describir la trayectoria de la emisora, que tuvo que hacerse un hueco entre RNE y la Ser (después llegaría Antena 3 Radio), cuyo propósito permanece más de 40 años después: la predicación. Argüello García se detuvo en la problemática de la Iglesia como comunicadora al tener que equilibrar la identidad, a la que ser fiel, y la relevancia en la sociedad. «Para ser relevantes hacen falta estrellas», aseguró el también arzobispo de Valladolid. Argüello García aprovechó la ocasión para desmentir que todo locutor de la Cope hable en nombre de la Conferencia Episcopal. «Es un libro que se lee muy bien. Es sobre la comunicación en el arranque de la vida democrática. Es un relato periodístico», elogió. «Cuando se presenta un libro, lo más importante es saborear, tocar y ver el libro», sentenció.
Con Herrera al micrófono, la sala se calentó. Hubo risas. Muchas. También tiró de recuerdos, como aquel cura de Huelva, al mando de su emisora de Radio Popular, que decidió retirar el Rosario cada domingo por la tarde y apostó por el fútbol. El arzobispo le llamó al orden.
–Señor obispo, déjeme ser creativo.
Herrera recordó, también, las «tres asunciones, tres vidas» en la Cope. Y para volver, primero tuvo que irse. «Ella [Elsa] dice que me fui a Canal Sur Radio porque es muy buena. Me voy porque me echan», admitió. «Sabía que antes o después tenía que volver. Cope es una empresa muy familiar. Es el último tramo de mi carrera profesional. Tengo que retirarme antes o después mientras yo aguante y me aguanten. Han sabido darme cuerda para hacer mi trabajo», continuó. Y, por supuesto, bromeó: «La Cope es la emisora que le gusta escuchar al presidente del Gobierno por las mañanas».
Quien sí escucha a Carlos Herrera es su maestro, recibido entre aplausos tras sus primeras palabras: «Buenos días, España. Les habla Luis del Olmo». El que fuera presentador de 'Protagonistas' conoció a Herrera siendo un adolescente y se acordó de otros compañeros como Iñaki Gabilondo y Carlos Alsina. «Es un libro imprescindible y necesario para entender la radio en democracia», comentó sobre 'Cadena Cope. La radio de las estrellas' . Del Olmo recordó, cuando en la fiesta de los Ondas, le ofrecieron un millón de pesetas por pasarse a la competencia, a la Cope. «La radio me lo ha dado todo, casi todo. Yo vivo del recuerdo, de escuchar a Carlos Herrera. Lo digo con respeto al otro Carlos [Alsina]. Me ha hecho muy feliz la radio y la pasta porque soy hijo de ferroviario.». Lo primero que Luis del Olmo compró a su madre fue una nevera y un abrigo de pieles. «Volvería a repetir todos los errores», sentenció.
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