Observan a las víctimas de una incursión de las tropas de EE UU.
MUNDO

Un vídeo denuncia una nueva matanza de civiles en Irak por tropas estadounidenses

El Gobierno salido de las urnas califica como «fenómeno diario» la falta de respeto de los soldados de ocupación por la vida de los ciudadanos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En un adicional golpe de descrédito hacia la prolongada presencia militar de Estados Unidos de Irak -mucho más desmoralizador que el escándalo de torturas de Abú Ghraib- el Pentágono se ha visto obligado a reconocer durante las últimas horas que el gravísimo problema de violencia injustificada a manos de sus tropas no se limita exclusivamente a lo ocurrido el pasado mes de noviembre en la localidad de Haditha, donde perdieron la vida un total de 24 civiles desarmados, incluidos seis niños, tres mujeres y un anciano de 89 años en silla de ruedas.

Dentro de una creciente bola de pesquisas sobre posibles crímenes de guerra, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han empezado a revisar la muerte de once civiles iraquíes ocurrida durante una incursión en la zona de Balad realizada el pasado marzo. Aunque el informe inicial de lo ocurrido en la localidad de Ishaqi, a unos cien kilómetros al norte de Bagdad, hablaba de un ataque aéreo-terrestre durante el que se habría derrumbado una vivienda frecuentada por un supuesto miembro de Al-Qaida, la BBC ha divulgado la existencia de un informe de la Policía iraquí cuestionando la veracidad de esa «benigna» versión con sólo cuatro muertes.

Once nuevas víctimas

De acuerdo a las informaciones policiales, las once víctimas mortales -incluidas cuatro mujeres y cinco niños- no fueron accidentales sino deliberadas. Llegándose a señalar que soldados estadounidenses agruparon a todas esas personas dentro de una habitación, dispararon y procedieron después a demoler la vivienda. Una deprimente cinta de vídeo sobre este caso muestra una serie de cadáveres de adultos y niños con heridas de bala.

En un tercer caso adicional, el Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos piensa formalizar en breve cargos de asesinato, secuestro y conspiración contra ocho militares de baja graduación por su implicación en la muerte de un civil ocurrida el 26 de abril en la localidad de Hamandiya, al oeste de Bagdad. Estos sospechosos, ya repatriados a Estados Unidos, se encuentran temporalmente detenidos en los calabozos del Campamento Pendleton a la espera de las acusaciones. Según indicios periodísticos, el grupo habría llegó a colocar un fusil de asalto AK-47 y una pala junto al cadáver de su víctima para presentarle como un insurgente que estaba colocando una bomba-trampa.

Por lo que respecta a Haditha, investigadores militares de Estados Unidos esperan obtener adicionales evidencias forenses mediante la exhumación de los 24 muertos acumulados el 19 de noviembre del 2005. Víctimas presuntamente atribuidas a un pelotón de marines a las órdenes del sargento Frank D. Wuterich. Soldados -destinados por tercera vez consecutiva en Irak- que justo antes de su incursión letal en Haditha habrían perdido a un compañero, el cabo Miguel Terrazas, víctima de una bomba-trampa.

De forma inusual y llamativa para un Gobierno que depende absolutamente de las fuerzas militares de Estados Unidos para su seguridad personal y mantener cierto orden en Irak, el nuevo primer ministro Nuri Kamal al-Malaki ha llegado a denunciar que estos abusos de fuerza contra civiles iraquíes es «un fenómeno diario». Según el líder iraquí, las tropas extranjeras no tienen ningún respeto por la población que teóricamente deberían proteger: «Aplastan civiles con sus vehículos o los matan solo por meras sospechas. Esto es completamente inaceptable».

Violencia diaria

Según al-Malaki, esta diaria violencia contra civiles iraquíes va a tener su peso en futuras decisiones de su Gobierno sobre cuánto tiempo debe prolongarse la actual presencia militar de Estados Unidos. Despliegue que el presidente Bush ha prometido mantener de una forma u otra hasta que salga de la Casa Blanca en el plazo de dos años y medio, relegando a su futuro sucesor en el Despacho Oval cualquier posibilidad de retirada.

Ante este nuevo escándalo, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld defendió ayer el entrenamiento y conducta de las tropas de Estados Unidos: «Sabemos que el 99,9% de nuestras fuerzas se comportan de forma ejemplar. También sabemos que, en conflictos, cosas que no se supone que ocurran, ocurren». Comentarios que han coincidido con la condena a noventa días de trabajos forzados y reducción de rango para el sargento Santos Cardona, por utilizar un perro para amedrentar a presos iraquíes en al cárcel de Abú Ghraib.