NATURAL. Padilla encontró un 'cebada' de bandera.
FERIA DE MAYO DE LA VILLA DE LOS BARRIOS

Padilla y el mayoral de Cebada Gago abren la puerta grande de la plaza de La Montera

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Ciclón de Jerez, que vistió uno de sus trajes característicos, blanco con los bordados en rojo, se las vio con un colorao, ojo de perdiz, vareado y terciadito que acudió pronto a los cites en banderillas, para lucimiento de Padilla, muy ovacionado en la ejecución de los pares. El de Cebada metió bien la cabeza por ambos pitones y el de Jerez lo entendió bien para instrumentar una faena tratando siempre de someter y llevar a su enemigo. En la suerte natural cobró una estocada algo desprendida que le permitió cortar la primera oreja de la tarde.

Con su segundo, un toro bravo de verdad, consiguió un gran éxito, con una faena más en su estilo. El toro al que se masacró en varas se vino arriba en banderillas, para luego embestir con el hocico por el suelo y queriendose comer la muleta. Hasta la muerte la tuvo de toro bravo tras una gran estocada de Padilla que paseó las dos orejas de su, en este caso, colaborador

Fernando Robleño, que debutaba en Los Barrios, recibió con una larga cambiada y un saludo capotero variado al castaño oscuro, albardado y listón que salió en segundo lugar. Puyazo trasero que acusó el de La Zorrera. Brindó al público una faena que inició muy torero para continuar con derechazos templados y largos, aprovechando el mejor pitón del toro. Se rajó pronto el castaño, buscando las tablas, donde lo buscó el madrileño en su afán de triunfar. El mal uso de la espada le privó de los trofeos.

La raza de Robleño le exigió emplearse a fondo, y asentando las zapatillas en el ruedo, dejó detalles de gran torería durante su faena con bellos naturales y tandas de derechazos de altura. De nuevo falló en la suerte suprema.Fue muy ovacionado.

Luis Bolivar, que ya triunfó como novillero en esta plaza, realizó una estupenda faena tanto de capa como de muleta, con un toreo despacioso y haciendo las cosas bien ante la embestida casi pastueña de su enemigo, consiguiendo algunos muletazos de altura, muy festejados por el público. Pases de adorno dieron paso a una estocada caída, pero de buena ejecución que acabó con el toro. Los tendidos pidieron en mayoría el trofeo para Bolívar que concedió el presidente

Poco pudo hacer con su segundo, que fue el garbanzo negro de la tarde, de incierta embestida por ambos pitones, con decencia estuvo delante de él, pero sin poder redondear la tarde.