RÉPLICAS. Cartas y planos componen la muestra. / FRANCIS JIMÉNEZ
Cultura

El arquitecto y Pablo Neruda

El Colegio de Arquitectos de Cádiz recupera la figura de Rodríguez Arias, autor de las casas del poeta chileno

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Sabía lo que quería. En la correspondencia que mantenía con el arquitecto catalán Germán Rodríguez Arias, Pablo Neruda describía con precisión cada uno de los detalles que deseaba ver reflejados en los espacios que iba a habitar y hasta le daba instrucciones concretas sobre los pedidos de materiales que había que hacer. Todo acompañado de dibujos y de bocetos, donde el poeta demostraba un conocimiento intuitivo de la arquitectura que su amigo Rodríguez Arias supo trasladar a la realidad en las casas que le construyó en Chile. Cartas de su puño y letra que, junto a planos originales y fotografías de la época, se muestran desde ayer y hasta el próximo 30 de junio en el Colegio de Arquitectos de Cádiz, bajo el título de Neruda-Rodríguez Arias. Casas para un poeta. Una exposición creada por el Colegio de Arquitectos de Cataluña y del Ministerio de la Vivienda.

Las casas del poeta

«La casa protege al soñador, y le permite soñar», sostenía el filósofo francés Gaston Bachelard. Tal vez por eso, Neruda no dejaba nada al azar en la elección de los refugios desde los que dar forma de poemas a sus sentimientos. Lugares que en su día, además de a las musas, congregaban a poetas e intelectuales de la época, y hoy, sin embargo, a los turistas.

«Lo más bonito es poder ver la correspondencia original, donde Neruda se coordina con Rodríguez Arias, le expresa sus gustos y le dice dónde debe ir cada cosa para que este haga realidad sus deseos», comenta desde el Colegio de Arquitectos de Cádiz Tomás Carranza, quien también destaca el interés de «las fotografías de las casas, donde se pueden ver los muebles, la colección de sillas y mesas que demuestran el buen hacer de Rodríguez Arias también como diseñador».

El mundo personal de Neruda, y especialmente su pasión por el mar, ha quedado retratado en cada una de las casas que habitó.

Su vivienda en Isla Negra -lugar donde está inspirada la obra El cartero y Pablo Neruda y a la que la exposición dedica más protagonismo- la compró en 1939, buscando un refugio donde escribir. Se trataba de una casa de piedra a medio construir, que el poeta fue completando paso a paso, sin un proyecto preestablecido. Se encuentra en la parte más alta de la costa, abriendo su frente al mar.

Él la llamaba «casa en la arena», y todavía hoy se puede ver en ella su colección de caracoles, botellas de colores, figuras tribales, máscaras... Consta de dos alas unidas entre sí por una arcada de piedra. En el ala norte está la casa habitación, el dormitorio, el comedor, la sala de los mascarones y el bar. En el ala sur, la biblioteca y el estudio del poeta. El dormitorio domina todo el paisaje marino. allí murió el poeta y sus restos, junto a los de su última esposa Matilde Urrutia, descansan allí.

La Chascona -hoy sede de la Fundación Neruda-, es el nombre que le puso al refugio del amor secreto entre el poeta y Matilde. Ubicada en una ladera del cerro San Cristóbal, en pleno barrio de Bellavista (Santiago de Chile), comenzó a construirse en 1953 y su decoración recuerda a un barco: ventanas, faroles, muebles, mascarones de proa, caracoles, marinas, cajas de música... y tiene hasta una puerta secreta.

La tercera de sus casas, La Se-bastiana, fue la única que no diseñó Rodríguez Arias. Situada en el Cerro Florida de Valparaíso, contaba con el característico ambiente náutico y gran cantidad de elementos decorativos, fue construida por Sebastián Collao, quien murió antes de que estuviese terminada. Neruda la nombró así en 1961 en recuerdo de su constructor. Fue la casa de las fiestas de fin de año en el puerto, mirando los fuegos artificiales con una vista espectacular. Hoy es un centro cultural.