GOL. Robinho dispara a puerta en lo que fue el tercer gol para los blancos. / AFP
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El Real Madrid gana al Racing y allana un poco el milagro que necesita el Cádiz

Los blancos se colocan en la segunda plaza tras aprovechar los regalos cántabros Roberto Carlos abre el marcador tras un penalti infantil realizado por Pinillos

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Sin hacer nada extraordinario, el Madrid logró un triunfo que sólo se complicó por su desidia final ante un Racing que sigue en caída libre y no mejora en juego con Nando Yosu, por más que ganase en feudo del descendido Málaga. Los blancos se limitaron a esperar los presentes montañeses para certificar una victoria, la segunda consecutiva fuera de casa tras la cosechada en Pamplona, que le encarama a la segunda plaza y le abre de par en par las puertas de la Champions. Y el Racing sigue en coma, sin fútbol, sin gol, sin fe, con sólo tres éxitos en casa en un curso horripilante y con un punto de ventaja sobre el descenso a falta de dos jornadas.

Desde el arranque, el choque se ajustó al guión previsto. Balón y dominio para el Madrid y el Racing tímido, replegado y muy juntito atrás, sin presionar y encantado de no llevar la iniciativa. En media hora, apenas hubo noticias. El Racing vivía preso de su conservadurismo, con sus dos centrales amonestados en cinco minutos, y el Madrid era lento, previsible, repetitivo y cansino.

De pronto, empero, Guti apareció, Robinho hizo un mal control y Pinillos cometió uno de los penaltis más absurdos de su vida. Trabó al brasileño y éste hizo el resto. Turienzo no dudó y Roberto Carlos no perdonó. Ahí se animó ligeramente el oscuro panorama, ya que los montañeses se sintieron heridos y parecieron venirse arriba. Mero espejismo. Reclamaron con fuerza un inexistente penalti y no inquietaron antes del descanso al joven Diego López, sustituto del sancionado Iker.

De forma sorprendente, dada su máxima necesidad, el Racing volvió a salir a defender no se sabe qué en la reanudación. Dejó hacer al Madrid y le regaló otro gol.

Otro absurdo error

Esta vez fue el israelí Aouate quien cometió un error pueril, tras gran jugada de Roberto Carlos, y dejó en bandeja el balón a Raúl. Cuando el capitán celebrara su reencuentro con la portería rival, Soldado remachó. Cumplió al marcar y López Caro le premió con la sustitución.

Con el Racing de Santander totalmente hundido, todo parecía coser y cantar para los merengues, que aseguraron la victoria buen gol del joven brasileño Robinho. Los tantos de Matabuena sólo sirvieron para maquillar la derrota, dar emoción al final y dejar patente, por enésima vez, que el Real Madrid de esta temporada aplica la ley del mínimo es fuerzo y es incapaz de defender como es debido los córneres y balones parados en general.